-¿Cuál es su balance para el 2018 en la empresa?

-En 2018 se nos ha ratificado la consolidación en el mercado local como una de las productoras con más relevancia en el medio. Hemos tenido el debut de 2 directores nuevos en nuestro staff (Octavio Amaro y Diego Rojas). Además, incorporamos a Pablo Pérez Baptista, un director especializado en contenido digital, generando una nueva cartera de clientes. En resumen, estable.

-¿Qué planes tienen para lo que viene?

-Estamos hace un tiempo tratando de expandirnos a otros mercados en el continente y ha sido un camino lento, con mucho trabajo y esperamos en este segundo semestre concretar en un país en específico. También tenemos como objetivo buscar el financiamiento para un largometraje que venimos trabajando hace un par de años, como seguir estando vigente ante los clientes locales con nuevas y atractivas propuestas de realización.

-¿Cómo ven al mercado publicitario boliviano actual?

-En el rubro audiovisual hay bastante trabajo. Cotizamos muchos proyectos de todo nivel y los clientes están produciendo. Cada vez se producen menos proyectos grandes y más digitales, pero siguen habiendo clientes que invierten a buen nivel y estamos metidos en ese circuito. Hay muchas agencias nuevas digitales y muchas ansias por trabajar por lo que a veces se canibaliza un poco el mercado, pero a la larga la calidad del trabajo es la que prevalece. El cobrar barato no es sustentable en el tiempo. Hay ciertos rubros, como la Banca, que se han dado cuenta que el producir a buen nivel es sinónimo de posicionamiento, presencia e identificación y es el rubro que mayor competencia hay por lo que se produce bastante.

-¿Cómo afecta actualmente el panorama económico de Bolivia a sus producciones?

-Desde que llegué a Bolivia siempre se habla de crisis, pero cada año que pasa nuestra facturación crece o se mantiene. Se vive con una incertidumbre permanente y se especula mucho con temas políticos y coyunturales del país. Hay que tener cautela. Bolivia es un país muy intenso con una idiosincrasia única y hay que vivir acá para entenderla. Este año ha habido bastante trabajo, esperemos que siga igual.

-¿Cuál es el mayor desafío de la producción audiovisual en Bolivia?

-Tenemos muchos desafíos como medio. Voy a hacer énfasis en tres: La primera es unirnos como rubro. Con algunas productoras estamos creando una Asociación de Productoras que en un corto plazo tendrá vida y la idea es que participen todas las productoras de Bolivia. Esto nos debe dar credibilidad y respeto ante agencias y clientes, además de mejorar nuestras condiciones laborales. Estamos muy desprotegidos. La segunda es profesionalizar el mercado. Somos un rubro nuevo, joven. La mayoría de los trabajadores son gente joven, millennials. No ha habido escuela en Bolivia que haya marcado una generación de profesionales. A fines de los noventa hubo mucha producción extranjera que venía a filmar a Bolivia, pero producían y se iban. La última es dignificar nuestro rubro. Este punto es muy importante. Somos profesionales que estudiamos y nos especializamos. Nuestro trabajo debe tener un valor que nosotros se lo debemos dar. En ese sentido nuestro rubro está venido a menos ya que, como dije en una respuesta anterior, está muy canibalizado y se trabaja por lo que diga el cliente y eso no puede ser así. Hay costos y honorarios que respetar y es lo que trato de proyectar en los trabajos que hacemos como empresa.

-¿Cómo es su relación con las agencias a la hora de llevar a cabo un proyecto?

-En términos generales, nos llevamos muy bien con la mayoría de las agencias. Cuando nos adjudicamos un proyecto, siempre tenemos conversaciones con el equipo creativo y el director para que destapen y exploten todas esas ideas antes de la preproducción y luego lo manejamos con los conductos regulares. Tenemos mucho respeto por el trabajo de las agencias, porque manejan a un cliente con toda una comunicación global, donde nosotros aparecemos para aportar con, lo que creo yo, la parte más vistosa y entretenida de un proyecto, que es filmar. Pero hay mucho trabajo detrás que nosotros no vemos. Somos escuela vieja, de respetar conductos.

-¿Cómo pueden las productoras bolivianas ayudar a que el mercado del país tenga más relevancia a nivel mundial? ¿Cómo se posiciona Makina Films frente a esto?

-La única manera de aportar para que Bolivia tenga relevancia mundial es con excelencia profesional para poder obtener resultados de nivel internacional. Nuestra apuesta, que es desde nuestra fundación en el año 2005, es aportar con talento extranjero en la dirección, mezclándolo con la producción nacional. Esta idea de representar directores extranjeros es, en primer lugar, ya que aportan con su visión y conocimiento de mercados más establecidos y competitivos, donde realmente vienen a aportar al equipo local. Y en segundo lugar es la de hacer escuela, todos nuestros directores son experimentados, grandes personas y profesionales. Dejan una huella positiva en el equipo. Por otra parte, tratar de atraer producciones internacionales como servicios de producción. Bolivia tiene locaciones espectaculares, como el Salar de Uyuni, el lago Titicaca, el Altiplano y Selva, que pueden ser escenarios de cualquier proyecto internacional interesante y que así lo son, pero como rubro no hemos sabido sacarle provecho a explotar la imagen país para que sea un mercado más atractivo para productores extranjeros. Bolivia tiene profesionales muy capaces para atender estos servicios, pero hay que desarrollar políticas como rubro e involucrar al Estado para atraer ese tipo de proyectos.

-Makina Films ha sido reconocida en varias oportunidades en El Ojo de Iberoamérica los últimos cuatro años, ¿qué importancia cree que tiene este tipo de eventos para las productoras de Bolivia?

-Desde que ganamos como mejor Productora de la Región Sur el año 2015, y mejor Director también, con Who, hecho inesperado para nosotros en ese momento ya que lo veíamos muy lejano, ha sido uno de los mejores momentos que he vivido en mi carrera como socio de Makina. Íbamos a El Ojo para aprender, para conocer y todas las piezas que ganaban, ya sea en cualquier categoría, tienen un nivel extraordinario y saber que habíamos triunfado, en un hecho histórico e inédito para nuestro país, fue una alegría inmensa. El año siguiente, 2016, fue una delegación muy grande de Bolivia. De hecho, logramos separarnos de Paraguay como región por el número de inscripciones y ya las productoras querían tener ese título de "Mejor". Pero no es fácil. Se gana por méritos, no solo por inscribir. A nosotros como productora nos sirvió mucho para pelear proyectos internacionales. Nos dio un status importante, al igual que haber estado el 2017 en el Top 25 de Productoras. Personalmente, por el nivel de ganadores, por lo que somos como región (Iberoamérica), por la organización, por los conferencistas, El Ojo es el Festival al que apostamos cada año. Nuestro objetivo es ser ganador en alguna categoría de Producción Audiovisual. Vemos los ganadores y sabemos que estamos lejos de mercados como Brasil, Argentina, España y otros, en cuanto a nivel de infraestructura e inversión por sobre todo. Pero es hacia donde tenemos que ver y tratar de acercarnos.