Esta cuarta entrega de 50 películas que deberías ver antes de morir aspira a dejar conformes a todos quienes gustan del cine, tanto a los más férreos defensores del clasicismo como a quienes se identifican con las temáticas y la estética de los años ochenta; a los que prefieren los pasos de comedia y a quienes eligen conmoverse con el drama; a quienes se pierden en el artificio del sci-fi o a los fanáticos del rigor histórico. Es que más allá de gustos y estilos, el ciclo no persigue otro propósito más que celebrar el cine con algo de humor... y mucho talento.
Como en cada una de sus ediciones, integran la lista filmes aclamados por la crítica internacional y queridos por el público; en algunos casos, clásicos indiscutibles, y en otros, aún centro de polémica; pero siempre atesorados con fervor en la memoria de los cinéfilos o simplemente de quien disfruta de un buen relato cinematográfico.
En esta ocasión podrán verse desde los clásicos de la era dorada de Hollywood como Captain Blood, a majestuosas épicas como How the West was Won o Doctor Zhivago; de películas malditas que marcaron el camino hacia el futuro, como la punzante critica a Hollywood de A Star is Born, al anticonvencional western Johnny Guitar de Nicholas Ray.
Además, presenciaremos el nacimiento de un género -el cine de mafiosos- con The Public Enemy, hasta su perversión total en Scarface de Brian De Palma; a la vez que celebraremos tanto a los más grandes exponentes de la comedia sofisticada como Ernst Lubitsch o George Cukor, como a bufones de la talla de Abbott & Costello.
Infaltables serán también los "grandes maestros" del séptimo arte, tales como Orson Welles, John Huston, Fritz Lang, John Ford o Alfred Hitchcock, sin olvidarnos claro de autores quizás no tan populares pero igual de talentosos, como Jacques Tourner, Budd Boetticher o Anthony Mann.
Pero como si todo esto fuese poco, la música también será protagonista, con el mismísimo rey Elvis llevando sus peligrosos contoneos a la pantalla en Jailhouse Rock, y con el show que es el canto de cisne del rock clásico, The Last Waltz, el rockumental de Martin Scorsese.
Claro que serán también de la partida prestigiosos clásicos europeos como Morte a Venezia de Luchino Visconti y Last Tango in Paris de Bernardo Bertolucci; y para balancear, en otro extremo del espectro nos toparemos con las ochentosas Top Gun, Lethal Weapon y Rocky IV; sin soslayar, por supuesto, uno de esos fenómenos que encarnan plenamente la definición de este ciclo, una de esas películas que parece inconcebible no haber visto antes: Star Wars.
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