La investigación "Conectividad Rural en América Latina y el Caribe - Un puente al desarrollo sostenible en tiempo de pandemia", presentada por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Microsoft, concluyó que al menos 77 millones de personas que viven en territorios rurales de América Latina y el Caribe carecen de conectividad con estándares mínimos de calidad.
El estudio, que concentró su trabajo en 24 países de todas las regiones latinoamericanas y el Caribe, apunta también que el promedio de conectividad en la ruralidad equivale a la mitad de la disponible en las áreas urbanas. Limitaciones en la información disponible sobre la situación de conectividad rural y marcos regulatorios obsoletos dificultan la implementación de políticas para acelerar la inclusión digital en la ruralidad.
Según la investigación, un 71% de la población urbana de América Latina y el Caribe cuenta con opciones de conectividad, ante menos de un 37% en la ruralidad, una brecha de 34 puntos porcentuales que mina un inmenso potencial social, económico y productivo.
En total, un 32% de la población de América Latina y el Caribe, o 244 millones de personas, no accede a servicios de internet.
La brecha en materia de conectividad es más acentuada si se distingue entre población urbana y rural, llegando en algunos casos a una diferencia de 40 puntos porcentuales. Del total de personas sin acceso a internet en la región, 46 millones viven en territorios rurales.
La investigación constató grandes limitaciones en los datos estadísticos oficiales disponibles, lo que impide mostrar con mayor precisión el estado real de la situación de conectividad en los territorios rurales de las Américas: sólo el 50% de los países de la región cuenta con mediciones específicas sobre conectividad en el ámbito rural.
El IICA, el BID y Microsoft realizaron este trabajo debido a que consideran que promover la conectividad es condición indispensable y prioritaria para permitir el desenvolvimiento del conjunto de la vida productiva, social y comunitaria en la ruralidad.
Además, las transformaciones tecnológicas y las aplicaciones de éstas a la producción en el ámbito rural, con los consecuentes beneficios económicos que generan, exigen alentar políticas e iniciativas que salden la brecha de conectividad rural.
La investigación constituye también un llamado a una acción decidida de gobiernos, el sector privado y la sociedad civil para corregir las brechas de conectividad rural de forma rápida, tomando en cuenta que la recesión provocada por la pandemia de Covid-19 es la mayor registrada en la historia de América Latina y el Caribe y está elevando el número de personas bajo la línea de pobreza y en estado de pobreza extrema.
El trabajo considera también que el cambio tecnológico en el ámbito rural ha contribuido a aumentar los niveles de productividad de los cultivos en las regiones más rezagadas, por lo que la conectividad tiene un gran potencial para fomentar las rupturas de círculos viciosos que hoy generan inseguridad, pobreza y emigración de la población que habita en la ruralidad.
Una mejora sustancial de la conectividad rural también sería clave para facilitar el acceso de los productores a las cadenas de comercialización, contribuir al relevo generacional en la agricultura, empoderar a las mujeres rurales e impulsar la bioeconomía, entre otros impactos, además de ser una condición necesaria para la diseminación de conocimientos e información estratégica para mejorar cultivos y rendimientos, e implementar buenas prácticas agrícolas, contribuyendo a la generación de más ingresos en el campo.