El Tupper y la publicidad
Por Sir William Méndez.
"En 1946 se creó el Tupperware, y con él nació uno de los grandes males de la industria publicitaria: el trainee.
Hasta ese entonces el eslabón más bajo de la cadena era el "Junior", pero el Tupperware revolucionó nuestro mercado de un día para el otro dando nacimiento a este nuevo e inferior grupo.
Gracias al Tupperware, se podía contratar mano de obra humana sin siquiera pagarle la necesidad más básica: comer.
Esta noticia fue muy bien recibida en el top managment de las agencias de New York, y el "trainee" rápidamente se convirtió en un boom.
Conforme más trainees se contrataban en las agencias, más crecía la industria del Tupperware.
Al punto en que en que todas las agencias tenían dos aspectos en común: hordas de jóvenes inexpertos y olor a empanadas, salpicón de aves u otras sobras igual de pestilentes.
Se contrató una gran cantidad de servicio de limpieza extra, para contrarestar la llamada "peste del trainee", que fue erradicada por completo recién en 1952, con la ley de la prohibición de comidas en el tablero de dibujo, impulsada por Ralph Ammirati.
El Tupperware tras esta caída migró a otro grupo de consumo, las secretarias. Y los trinees tuvieron un gran desarrollo posterior en países tercermundistas, donde persisten hasta la actualidad, a un costo más que conveniente".