La curiosidad cultural como antídoto frente a la saturación
Vivimos en un mundo de estímulos infinitos. La sobreexposición a contenidos, datos y formatos no solo genera saturación, sino que vuelve cada vez más difícil captar la atención de las personas. En este escenario, no basta con estar presente: hay que ser relevante.
La tendencia “Cada vez más curiosos” del reporte Fragment Forward 2025 de Dentsu Creative señala una nueva actitud frente al consumo cultural: las personas están eligiendo activamente historias que las interpelen desde otros idiomas, geografías y códigos. Con tanto contenido al alcance de la mano, el acto de explorar se volvió una forma de conexión, de escape y de construcción de identidad.
Para las marcas, esto representa una oportunidad y un desafío. ¿Cómo destacarse en un entorno tan abundante? El qué hacer no cambió tanto como creemos: sigue siendo clave decir la verdad, mostrar vulnerabilidad cuando toca, tomar postura, y elegir narrativas simples pero contundentes. Lo que cambió es el cómo: hoy es indispensable encontrar nuevos formatos, colaborar con referentes culturales diversos, e involucrarse genuinamente en el entretenimiento y el contenido.
La creatividad se vuelve el puente esencial en esta nueva era. Es lo que permite convertir lo global en local sin caer en clichés, y amplificar la diversidad sin caer en la apropiación superficial. Cuando una idea es lo suficientemente poderosa, cada cultura puede adoptarla y hacerla propia. Esa reinterpretación no debilita el mensaje: lo enriquece, lo humaniza y lo expande.
En este presente donde lo multicultural, lo auténtico y lo independiente conviven con naturalidad, las marcas que logran resonar son aquellas que se posicionan como plataformas abiertas, que invitan a explorar, a sentir, a pensar distinto. La curiosidad no es solo una tendencia: es una forma de empatía activa. Y en un contexto marcado por la polarización, la incertidumbre y el desencanto, generar puentes a través de buenas ideas es más necesario que nunca.
En tiempos de ruido constante, la diferenciación no se logra gritando más fuerte, sino diciendo algo que valga la pena escuchar.
FOTO: Agustín Alba y Gastón Cánaves.