Desde activaciones memorables hasta rincones inmersivos para relajarse y compartir, la marca sorprendió a los asistentes con una propuesta 360° que combinó tecnología, entretenimiento y mucha creatividad. Uno de los espacios más comentados fue el spot principal, un stand de dos niveles con más de 100 metros cuadrados de experiencias diseñadas para emocionar: dinámicas con premios exclusivos, el icónico changuito de Amazon, la "chaineadita room" para un glow up express, azulitos para refrescarse y múltiples photo ops para capturar ese momento perfecto. Todo bajo una estética vibrante que se convirtió en uno de los puntos más instagrameables del festival.

La construcción de este espacio fue, por sí sola, una proeza. Aunque el plan original contemplaba ocho semanas de montaje, el equipo lo completó en solo tres, enfrentándose a múltiples retos logísticos y estructurales. Grúas voladas dentro del estadio, scoutings milimétricos y un terreno cambiante fueron parte de la odisea que hizo posible el spot.

Pero Amazon no se detuvo ahí. En un segundo espacio, el Museo de Amazon Music, los fans pudieron explorar memorabilia de artistas, escuchar la playlist oficial del festival y descubrir nueva música. Y en una tercera locación, pensada exclusivamente para las estrellas de la noche, Amazon ofreció un hospitality donde los artistas podían relajarse, disfrutar de contenido curado especialmente para ellos e incluso llevarse un tatuaje como recuerdo de su paso por el festival.

Por supuesto, los miembros de Amazon Prime también tuvieron beneficios especiales, como accesos preferenciales, regalos exclusivos y experiencias únicas que los posicionaron como VIPs del Vive Latino.

Con esta apuesta, Amazon reafirma su compromiso con la cultura, el entretenimiento y, sobre todo, con los fans. Porque cuando una marca logra integrarse de forma orgánica al espíritu de un festival, deja de ser un patrocinador y se vuelve parte de un recuerdo imborrable.