Desde anécdotas y datos que resuenan con cualquiera que haya sentido la desigualdad en carne propia hasta preguntas que descolocan: ¿Cómo es que las mujeres generan ingresos y a menudo se sienten perdidas en su gestión? ¿Por qué hablan del dinero como si fuera un traje que no les queda? ¿Quién nos convenció de que el dinero no es cosa nuestra? ¿Cuánto nos ha costado la maternidad, la belleza, la docilidad? Y lo más importante: ¿Qué nos han robado sin que nos demos cuenta?
Desde su cuenta de Instagram y newsletter homónimos donde conversa con seguidoras y lectoras sobre dinero, Laura Visco, ha empezado a ocupar un lugar disruptivo y, tal vez, más incómodo, en medio de la proliferación de discursos centrados en las finanzas para mujeres, que a menudo se reducen a consejos como «ahorrá», «controlate», y «recortá». Con este libro y a través de una prosa ágil y aguda y, a la vez, llena de frases que bien podrían hacerse remeras, Visco prefiere una mirada reflexiva y crítica del statu quo y de un sistema que estratégicamente ha hecho todo para quitar a las mujeres del medio.
Con eje en tópicos como la culpa en torno al deseo —y cómo la «feminización de la culpa financiera» opera como un sistema de disciplinamiento sutil pero efectivo—, el libro aborda también la dificultad de ponerle precio a nuestro trabajo, negociar lo que valemos o simplemente movernos en un mundo laboral que no fue diseñado para
nosotras. El libro recorre también un hilo histórico que demuestra que nada de esto es casual: hay una programación de fondo que busca mantenernos descapitalizadas. No se trata solo de malas decisiones individuales, sino de una
arquitectura económica y cultural que viene de lejos y que sigue funcionando.
Con un tono que oscila entre la ironía y la bronca bien argumentada, Visco convierte lo que podría haber sido un manual de autoayuda en un manifiesto que inspira y busca motorizar el cambio. Tampoco se pierde en tecnicismos ni en discursos académicos que suenan bien pero que no llegan a la mesa de quienes realmente necesitan esta
conversación. Laura Visco escribe como habla y habla como piensa: sin rodeos, sin eufemismos y con la claridad de quien sabe que el conocimiento no sirve de nada si se queda encapsulado en círculos intelectuales.
"Amiga, hablemos de plata" tampoco propone soluciones fáciles al tema de la exclusión financiera, pero sí sugiere algunos pasos para empezar a invertir y construir un patrimonio. Una pieza intransigente que no solo ilumina nuestro entendimiento del dinero, sino que también empuja a las mujeres a entender el suelo que pisan, para reclamar su lugar en la economía global actual.