"Aún estoy aquí" está inspirado en el libro homónimo del reconocido escritor Marcelo Rubens Paiva, hijo del diputado, y retrata los impactos de la pérdida de Paiva en su esposa Eunice y sus cinco hijos en Río de Janeiro en uno de los periodos más duros del régimen, que duró de 1964-1985. La historia se pasa luego de la desaparición de Rubens Paiva y las investigaciones públicas de Eunice sobre el paradero de su marido.
El 20 de enero de 1971, militares invadieron y se llevaron a Rubens Paiva de su casa. Ese mismo día, su esposa, Eunice Paiva, y su hija mayor, Eliana, de 15 años, fueron detenidas e interrogadas. Eliana fue liberada un día después, pero Eunice permaneció incomunicada durante doce días. Desde ese momento, Eunice inició una incansable búsqueda de la verdad. Documentó cada paso, escribió cartas, habló con autoridades y desafió al régimen con la esperanza de encontrar a Rubens. Sin embargo, la dictadura nunca reconoció oficialmente su muerte y ocultó cualquier información sobre su paradero.
Eunice obtuvo certificado oficial de defunción de Rubens Paiva solamente 25 años después, en 1996, durante el gobierno Fernando Henrique Cardoso. Sin embargo, fue solo a partir de la creación de la Comisión Nacional de la Verdad (CNV) un organismo creado por el gobierno de Dilma Rousseff en 2011, con el objetivo de investigar y esclarecer las violaciones de derechos humanos ocurridas na dictadura, que la familia logró tener acceso a detalles sobre su prisión. El mismo organismo fue desactivado durante la gestión de Jair Bolsonaro (2019-2022) y reabierta en el gobierno Lula.
Al recopilar testimonios, documentos y pruebas que ayudaran a reconstruir episodios de torturas, desapariciones forzadas y asesinatos perpetrados por el régimen, la CNV sacó a la luz información previamente oculta, contribuyendo a la concientización sobre la gravedad de estos hechos y a la reparación simbólica para las víctimas y sus familiares.
En el caso de Rubens Paiva, se supo que después de secuestrado fue trasladado al DOI-Codi, donde supuestamente fue torturado hasta la muerte. Las agencias de seguridad indicaron que Paiva fue abordado y secuestrado por individuos desconocidos dos días después de su arresto. En marzo de 2014, el coronel retirado Paulo Malhães, en testimonio ante la Comisión Nacional de la Verdad, confirmó que Paiva fue torturado hasta la muerte y luego su cuerpo arrojado a un río en la región montañosa de Río de Janeiro.
"Eunice Paiva no se dejó victimizar, enfrentó un régimen autoritario que creía en las instituciones, ideó formas únicas de resistencia. Sonreía cuando le pedían llorar. Eligió la vida", dijo Walter Salles en una de las entrevistas que concedió a la prensa momentos antes de la entrega de los Oscar.
Al recibir el premio, Walter lo dedicó a Eunice, que se volvió uno de los símbolos por la lucha de los derechos humanos en Brasil, y a Fernanda Torres, que por su interpretación de Eunice conquistó el Globo de Oro y una indicación al Oscar, y a Fernanda Montenegro, madre de Torres, una de las divas del cinema brasileño, que interpretó a Eunice en los años previos a su muere (2018).
Pese a la alegría de la premiación inédita, Eliana Paiva, otra de las hijas del matrimonio, destacó la importancia que tiene la película al arrojar luz sobre el período de la dictadura militar, marcado por la persecución de militantes de izquierda, la práctica de torturas y desapariciones forzadas como la de su padre. "Estamos celebrando un Oscar, pero, en primer lugar, se trata de un reportaje sobre un asesinato brutal dentro de un cuartel del ejército en Brasil. Se trata de un asesinato", dijo.
En “Aún Estoy Aquí”, los créditos finales revelan que Paiva fue asesinado en la sede del DOI-CODI entre el 21 y el 22 de enero de 1971. Cinco personas fueron identificadas como responsables, pero nunca fueron procesadas. Una situación común en Brasil, que aún tiene una deuda historia con los desaparecidos políticos y sus familiares, y que se replica en diversos países de la región, que también padecieron por los excesos de los militares.
Si en Brasil “Aun estoy Aquí” ganó premios y motivó la retomada del debate sobre los juicios contra los militares, desde Argentina se produjo “La historia Oficial” dirigida por Luis Puenzo, la primera película de Latinoamérica en conquistar un Oscar, en 1986, que denunció al mundo las prácticas de terrorismo de estado y las desapariciones de civiles. En 2022, "1985", otra película argentina que abordaba la dictadura civico militar al narrar los primeros juicios politicos en el país fue nombrada al Oscar.
Por otra parte, el cortometraje “Historias que no pudieron ser”, de Innvented Uruguay para Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, se destacó en El Ojo de Iberoamérica 2024. Producida por Oriental Films, el corto forma parte de una campaña desarrollada en el marco de la Marcha del Silencio 2024. En el film se narra la historia de Oscar Tassino, y cómo imagina su familia, en caso de haber continuado su vida que fuera arrebatada por el criminal accionar de la dictadura cívico-militar. El film usa “inteligencia artificial generativa” que permite proyectar a Oscar, en base al análisis de fotografías y materiales proporcionados por su familia.
Sea en la publicidad, en la industria audiovisual o en cualquier otro medio de comunicación, nunca es demasiado hablar sobre memoria y justicia.
"Vivimos en una época en la que la memoria se está borrando como proyecto de poder, por lo que crear memoria es extremadamente importante. La democracia se está volviendo frágil en todas partes del mundo. Nunca pensé que sería tan frágil incluso en Estados Unidos. Por lo tanto, lo que sucedió en Brasil en el pasado parece muy cercano a nuestro presente hoy", concluyó Walter Salles.