(anónimo), la agencia mexicana fundada por Raúl Cardós, estuvo a cargo del relanzamiento del famoso e icónico logo de Reebok con una campaña dirigida a centennials, una generación que no necesariamente estaba familiarizada con el emblema de la marca deportiva.
“Es realmente complejo llegar a generaciones más jóvenes con publicidad “tradicional”. Va más allá de formatos y canales, todo tiene que ver con la postura que tiene una marca y que eso realmente se refleje en las acciones que llevan a cabo”, explicó Jorge Méndez, Director General Creativo de la agencia.
Aunque existan muchos estudios de mercado sobre las nuevas generaciones, la mayoría de la información parece ser lejana. Distribuidos en dos mundos (el real y la web), la lectura de esta generación es complicada. Gio Franzoni, Directora Creativa, entendió que "la postura de la marca se tiene que reflejar en cada una de sus acciones, no more bullshit”.
Por ello, para el relanzamiento del vector de Reebok, buscaron hacer click con los Centennials, y fue necesario no sólo comunicar a la marca en las plataformas que ellos utilizan, si no además mutar el mensaje y traducirlo a su propio lenguaje. “Esta nueva forma de comunicarse es nueva para nosotros, no para ellos”, agregó Ivette Vega, Directora Creativa.
Así nació la seña del vector, un gag parecido al dab, que representa el logo de Reebok y que sin darse cuenta, las chicas y chicos toman como un emblema de lo inesperado. Por ese motivo, Nallely Rencinas, Directora de la Cuenta, dijo: “Lo más difícil es mantener la conversación de tú a tú, ya que tiene que ser un proceso realmente quirúrgico para que no se sienta falso”.
Con un asset como Danny Ocean haciendo la seña en un festival urbano como Flow Fest, empezó el movimineto que mutó a la creación de conspiraciones y siguió su flujo natural en la red hasta convertirse en un trend adoptado por influencers y sus seguidores.
#TheUnexpected obtuvo más de 10 mil menciones, con earned media en medios maninstream y de nicho, la campaña se convirtió en un pretexto para que los Centennials hicieran sus propios contenidos y se divirtieran con lo inesperado, sin el tabú de lo que ahora representa para ellos la publicidad tradicional.
