El comunicado del colectivo llega en un momento paradójico. Mientras el BAFICI celebra la vitalidad del cine argentino con la proyección de 116 producciones nacionales, los realizadores advierten sobre un futuro sombrío. "El 26 BAFICI nos encuentra sumergidxs en una maraña de sentimientos. Celebramos fuerte cada estreno y cada proyección de las películas nacionales que fueron programadas (...) Sin embargo, la perspectiva del presente se torna cruel", lamenta el Colectivo de Cineastas.
La principal preocupación radica en la parálisis del INCAA, el organismo estatal encargado de fomentar y regular la actividad cinematográfica. Según la denuncia, "en el tiempo que lleva la actual gestión, ninguna película recibió apoyos nacionales". Los concursos para nuevos proyectos se encuentran estancados por la incapacidad de las autoridades para conformar jurados, lo que evidencia una "desidia" generalizada.
La desfinanciación se hace palpable en el emblemático edificio del INCAA, con programas y áreas que acercaban el cine al público desmantelados. La agrupación también denuncia el despido de alrededor de 500 trabajadores y la falta de respuestas claras para las películas que quedaron inconclusas. La incertidumbre se agudiza ante la ausencia de adelantos de subsidios y reglas definidas para las coproducciones internacionales, lo que pone en riesgo la continuidad de numerosos proyectos.
Este panorama se inscribe en un contexto de fuertes medidas de austeridad impulsadas por el gobierno de Javier Milei, que han impactado significativamente en el sector cultural. Desde su asunción, el Ejecutivo ha manifestado una postura crítica hacia el financiamiento estatal de la cultura, argumentando la necesidad de reducir el gasto público. Esta visión se ha traducido en recortes presupuestarios y una revisión de los mecanismos de apoyo a diversas expresiones artísticas, incluyendo el cine.
La eliminación de la obligatoriedad de la cuota de pantalla para las producciones nacionales en las salas de cine, una medida reciente, también genera gran inquietud en la comunidad cinematográfica. Esta disposición, que busca fomentar la libre competencia, es vista por los realizadores como un golpe directo a la visibilidad y el sostenimiento del cine argentino frente a las producciones extranjeras.
A pesar de este escenario desalentador, el Colectivo de Cineastas reafirma su compromiso con la creación: "Repetimos, fuerte, que vamos a seguir haciendo cine, como sea. Porque es nuestra forma de vida, porque es lo que sabemos hacer, porque de esta profesión aprendimos a vivir y a compartir. Repetimos que vamos a seguir haciendo cine porque también es un derecho".
Con un tono realista, la agrupación anticipa la posible proliferación de producciones más austeras, incluso filmadas con dispositivos móviles, pero subraya que el problema de fondo no es la falta de recursos tecnológicos, sino la "indiferencia que se percibe frente a lo que nos pasa". En este sentido, advierten sobre las consecuencias de abandonar la cultura nacional: "La crisis profunda que estamos viviendo como sector, no solo afecta a la cantidad de películas: es la capacidad que tiene nuestra sociedad para contarse a sí misma. Cuando un país abandona su cultura, no solo pierde una industria. Pierde el lenguaje para entender sus propios conflictos y soñar su futuro".
Finalmente, el Colectivo de Cineastas hace un llamado a la defensa de las políticas públicas como herramientas necesarias para garantizar la pluralidad en un mercado que tiende a la homogeneización. "Tenemos una ley de cine y un Instituto con recursos propios que hoy no están siendo puestos para fomentar al cine (...) Como cineastas argentinxs, trabajadorxs de la cultura, seguimos bregando por recursos públicos para sostener una cadena de valor que es económica y también simbólica. Porque el cine argentino existe, aunque quieran negarlo", concluye el mensaje, dejando en evidencia la profunda preocupación y la firme resistencia de un sector vital para la identidad cultural del país.
Este mensaje de alerta resuena con fuerza en el marco del BAFICI, poniendo de manifiesto la profunda preocupación del sector ante un futuro que, de no haber cambios, podría significar un duro golpe para la identidad cultural y la expresión artística de Argentina.
Actualidad - Argentina
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