La labor decorativa de la maceta quedará en el pasado a partir del 2008. El Bel-Air, un invento del diseñador francés Methiu Lehanneur y el científico de Harvard David Edwards, intenta convertirse en una variante ecológica dentro de los distintos mercados. El Bel-Air se podría definir como un invernadero en miniatura, que tiene un sistema de absorción del aire exterior, oxigenando el gas y humedeciéndolo para mejorar la calidad de aire en cualquier sala. Desde el exterior, el invento luce como una burbuja plástica que contiene una planta. Lehanneur comentó que el proyecto tendrá una adopción masiva ni bien salga al mercado. “Representará para América y Asia lo que en su momento representó la aparición de aspiradoras Dyson, sin bolsas, ni filtros que cambiar”. “Hemos dejado de lado el status decorativo de la planta para transformarla en un verdadero objeto de servicio. Como un cerebro vegetal en un cráneo de aluminio, Bel-Air será el primero de muchos objetos ecológicos, y el ángel guardián que pronto nos protegerá”, aseguró Lehanneur. El prototipo se presentará en el Museo de Arte Moderno en Nueva York en febrero del año que viene, para luego visitar museos de París y el resto del mundo. La idea de ambos creadores es conseguir fondos para empezar a comercializar el Bel-Air en 2009.