Fundada por el Cocodrilo original, René Lacoste, los valores de la marca -elegancia francesa, movimiento, savoir-faire, creatividad y reinvención- se han mantenido intactos a lo largo de los años.

Amada primero por los deportistas, inspirada en la elegancia elegancia de la familia de deportistas profesionales y amigos carismáticos de René, el Cocodrilo se extendió por Francia, a través de los terrenos del tenis y el golf, más allá de la cancha y el campo, la línea y la frontera. Y en cada nuevo rincón del mundo que Lacoste tocaba, se producía una polinización cultural única, influyendo profundamente la cultura de la calle, apareciendo en las pasarelas de moda, colaborando con músicos artistas y creadores, abriéndose camino a través de la escena retro vintage y se inscribió en la cultura pop.

El Cocodrilo es ahora un poderoso emblema identificativo para muchos, que representa una herencia viva y conectada que nunca deja de moverse.

Nadie podía imaginar el impacto que la marca tendría en modas y culturas tan amplia y diversamente extendidas. Y lo que es más importante, el impacto que estas comunidades tendrían en la marca. ?Las comunidades de Lacoste siguen infundiendo a la marca este espíritu efervescente, inventando y reinventando lo que los códigos de la marca significan para ellos. ?

Este año, Lacoste viaja por el mundo para celebrar ocho de estas convincentes subculturas contemporáneas. Dando forma a la marca a través de su pasión, individualidad y estilo, juntos son el corazón de Lacoste

Una campaña de encuentros imposibles

Con una inspiración cultural tan rica, Lacoste estaba preparada para crear una campaña del 90 aniversario significativa y cargada de emociones. Pero, ¿cómo iba a destacar la marca la singularidad de sus comunidades, tan estilísticamente diferentes como geográficamente distantes? Tomándose muy en serio su papel de conector intercultural, creando una campaña de "Encuentros imposibles", posibles gracias a la magia del estilo y el cine.

La campaña une parejas de sus ocho subculturas, cada una rodada en sus propios lugares y contextos significativos, para resaltar tanto sus diferencias como sus inesperadas similitudes, encontrando una simetría única en sus lugares de encuentro favoritos, sorprendentes paralelismos en las paletas de colores de la ropa y un sorprendente contraste entre sus espíritus minimalistas / maximalistas.

Gracias al poder de Lacoste, cada dúo entabla un diálogo de moda inesperadamente ingenioso, cuando parecen encontrarse y establecer contacto visual en un momento de mutua apreciación del estilo. Sus dos mundos, unidos por la pantalla dividida, se completan mutuamente. Un conjunto de almas gemelas inesperadas se unen a través de Lacoste.

De Heliópolis (San Pablo) a Shimokitazawa (Tokio)

Un grupo de Lacosteiros de San Pablo charlan, se relajan y bailan juntos. Mientras tanto, en Tokio, un grupo de amigos se reúne en una esquina de un emblemático distrito de moda vintage. Ambos grupos cruzan miradas y se detienen a apreciar el estilo del otro.

De Melreese Golf Club, Miami a Mini Golf du Prado, Marsella

Una golfista amateur da el primer golpe rodeada de sus amigas en el Melreese Golf Club de Miami. ¡Swing y golpe! Gracias a la magia del cine, la bola cruza los continentes y consigue un hoyo en uno en un putt putt de la playa de Marsella, donde un grupo de amantes de lo vintage se divierten al sol. Sorprendidos, los amigos marselleses buscan el origen de la bola, al igual que los golfistas de Miami miran a su alrededor para ver adónde ha ido a parar. Se produce un momento de contacto visual inesperado e imposible.

De Les Ardoines, Gran París a la estación Harlem 125th St, Nueva York

Al salir de un tren hacia el andén en la Banlieue de París, dos amigos vestidos de la cabeza a los pies con chándales blancos Lacoste parecen fijarse en otra pareja de amigos con sus tenis blancos Lacoste, en Nueva York. Un toque de incredulidad y de respeto mutuo cuando se fijan en el estilo de la otra.

De Seúl, a Roland Garros, París

En las gradas del público de Roland Garros, el viento atrapa el sombrero de una niña, que atraviesa fronteras y océanos para aterrizar en medio de un grupo de estilosas amigas que se relajan tras un animado partido de tenis en Seúl. La niña se gira en busca de su sombrero y queda cautivada por su estilo.

Esta campaña sigue basándose en el lenguaje editorial fresco, humorístico y pop-cultural, establecido a través de la icónica serie publicitaria de Lacoste "Encuentros inesperados", lanzada en 2022.

Su autenticidad y matices se deben en gran parte a la colaboración con "comisarios" culturales locales que garantizan la representación de cada cultura. Entre los comisarios se encuentran la experta en Lacosteiros, Fernanda Souza (San Pablo), y el especialista en Street Style, Motofumi "Poggy" Kogi (Tokio)

El enfoque documental, la fuerza del color y la sensibilidad por la moda se combinan para inyectar una colorida energía pop a cada fotografía. Tras rodar la icónica campaña 2022 de Lacoste, sigue desarrollando un lenguaje visual único para esta marca en constante evolución.

Yoni Lappin, director afincado en Londres y amante de la cultura juvenil, infunde ingenio a los cortometrajes publicitarios, combinando encuentros escenificados con autenticidad espontánea.

El talento social del director digital francés Chris Saulnier aporta un dinamismo imparable a un proyecto profundamente antropológico, que reúne entrevistas con la comunidad, momentos entre bastidores y exploraciones de estilo lúdico.

La campaña ha sido ideada conjuntamente por Lacoste y la agencia creativa francesa BETC Paris.