-¿Cómo está Uruguay?
-Uruguay está estable, que ya es bastante. No es un país de grandes sacudidas ni de euforias. La gente cuida más el bolsillo, compara, piensa. Pero no dejó de consumir: solo lo hace con más criterio. Se busca valor real, lo que suma de verdad, lo que hace bien. En lo digital, estamos muy bien. Hay fibra óptica en casi todo el país, incluso en pueblos chicos. Eso, para lo creativo, es oro: podés aprender, producir y compartir desde cualquier lado. Democratizó el acceso a herramientas y se nota: hay cada vez más gente creando y mezclando disciplinas desde donde está.
-¿Cómo ven a la industria publicitaria en Uruguay y, en particular, a la industria creativa?
-La industria publicitaria en Uruguay es chica, pero muy viva. Cada idea cuenta. Y las agencias lo saben: cuando necesitan nuevas voces, miran a Brother. Porque nuestros estudiantes no salen con un diploma colgado, salen con un porfolio que habla por ellos. Y eso, en esta industria, es todo. Tenemos una altísima inserción laboral. Muchos entran a agencias mientras cursan, otros se van para afuera. Acá se forma para la cancha: se piensa, se reformula, se defiende. Además, hay una preparación muy fuerte para festivales: Cannes, Clío, El Ojo, Desachate. No se les tiene miedo, se trabaja para estar ahí. El porfolio es el pasaporte. Lo armás con campañas que te representan, con tu voz. Porque eso es lo que buscan hoy las agencias: ideas propias, personas que lleguen con algo para decir.
-¿Cómo se mide el impacto de la educación creativa en la economía y la sociedad?
-No siempre se mide como se debería, pero se siente. Cuando enseñás a pensar distinto, generás valor económico y cultural. Se nota en los proyectos que aparecen, en cómo se profesionalizan los oficios, en los espacios nuevos que se abren. Hay marcas que ya lo entendieron y apuestan por ideas locales, procesos con identidad. Otras, todavía están en automático. Pero cuando las marcas entienden que invertir en creatividad no es solo hacer una linda campaña, sino mover la cultura, ahí pasa algo real. Montevideo tiene un circuito creativo potente, y el interior también se está moviendo. Hay coworks, fondos, ferias, festivales. Y lo más lindo es que lo creativo se cruza con lo social, lo educativo, lo ambiental. Ya no es solo publicidad: es una forma de pensar.
-¿Qué balance hacen de Brother de 2024 y de lo que va de 2025?
-El balance es intenso, pero muy positivo. Fue un año donde reafirmamos algo que sentimos hace tiempo: que desde Uruguay se puede estar en el mapa grande de la creatividad. Ganamos en Clío, en New York Festival, fuimos finalistas en Cannes, estuvimos en Future Lions y ganamos el concurso Jóvenes Talentos en el Desachate. Nada fue casualidad: fue trabajo real de estudiantes con hambre y de una escuela que los empuja y los deja ser. El gran desafío fue seguir enseñando creatividad en un mundo que cambia cada cinco minutos. Sumamos IA como herramienta, no como reemplazo. Reformulamos contenidos, sumamos profes jóvenes, hackeamos los briefs, mezclamos tecnología con intuición. Pero lo que más cuidamos es seguir siendo un oasis para el talento joven. Un lugar donde se puede crear sin miedo, mirar a los ojos, discutir ideas, reírse después del rechazo número 17. Apostamos a lo humano, incluso en un mundo que parece cada vez más digital. Para 2026, queremos llegar a más voces, más realidades, más caminos posibles para quien quiere vivir de la creatividad. Ganar premios, claro. Pero, sobre todo, seguir siendo una escuela que no enseña a copiar fórmulas, sino a escribir las propias.
-¿Qué metodologías de enseñanza utilizan para fomentar la creatividad y el pensamiento estratégico?
-No enseñamos creatividad como si fuera una receta. Acá no hay fórmulas, hay procesos. Trabajamos con briefs reales, tiempos reales, frustraciones reales. Porque si no entrenás eso, el primer “no” afuera te parte. Te empujamos, te provocamos, pero también te acompañamos. La IA la incorporamos sin drama ni épica. Es una herramienta más. Te ayuda a visualizar, a ejecutar, a experimentar. Pero la idea sigue siendo humana. Y eso no se negocia. No formamos máquinas que ejecutan campañas: formamos personas que piensan, sienten y crean con criterio y sensibilidad. Con IA o sin ella.
-¿Cómo se conectan con la industria profesional?
-La conexión con la industria es real y orgánica. Brother se volvió un imán. Cuando una agencia necesita a alguien, lo primero que hace es llamarnos. Nos piden nombres, recomendaciones. Confían en cómo formamos, porque saben que el talento que sale de acá llega con criterio y hambre real. Tenemos convenios, sí, y también surgen pasantías desde ahí. Pero lo más fuerte es lo que se genera en el día a día: los profes trabajan en agencias, vienen invitados de todos los niveles, se arman vínculos reales. No es solo contacto: es comunidad. Una circulación constante entre escuela e industria.
FOTO: Martín Rumbo y Guillermo Giordano Ressio.
Brother Uruguay: una escuela que no enseña a copiar fórmulas, sino a escribir las propias.
* Los suscriptores de LatinSpots podrán acceder a las entrevistas completas y a todo el contenido de esta edición de la Revista LatinSpots incluyendo al respectivo videoprograma de la edición con una selección curada por el equipo de LatinSpots con las mejores ideas de la región.
* Para ver la nota completa, hacé click aquí.
* Para ver la edición completa, hacé click aquí.
+ Quienes aún no sean suscriptores y deseen ver esta edición pueden registrarse en www.latinspots.com/sp/micuenta/register y acceder por 15 días al contenido de esta edición.
+ Para suscribirse a la experiencia completa que ofrece LatinSpots lo pueden hacer en www.latinspots.com/sp/suscribite y disfrutar de esta edición y del contenido de LatinSpots.com.