Avalado por ONU Mujeres, Cotidiano Mujer, Montevideo Mujer, apoyado por Canal U, IP polo Complejo Gráfico, Canal-M y MontevideoCOMM, y realizado por Veintiseis productora de Servicios Audiovisuales, el Decálogo tiene como objetivo concientizar acerca de los mensajes masivos que se construyen y la repercusión que los mismos pueden tener en la sociedad.
Este manifiesto es una guía que está elaborada en base a inquietudes y experiencias de quienes trabajan en la industria y de información publicada por otras organizaciones. El fin del mismo es lograr una comunicación responsable y una sociedad igualitaria, ya que mujeres y hombres deben tener los mismos derechos, así como también las mismas oportunidades de desarrollo.
El decálogo sugiere en primer lugar tomar partido por una publicidad más responsable. En el caso de no poder tomar las decisiones finales, se puede incidir a través de las pequeñas acciones diarias, haciendo pública la postura de defensa a los derechos de las personas.
En segundo lugar, se debe identificar el sexismo en los mensajes. Estereotipos como “Todas las niñas quieren ser princesas” o “los hombres no lloran” son claros ejemplos de adjudicación de roles o de situaciones en las que se prejuzga a la persona basándose en el género.
Por otra parte, el decálogo sugiere eliminar el uso de mensajes que sugieran sometimiento sexual o acoso. Los publicistas tienen un rol clave a la hora de construir respeto, a través de la elaboración de contenidos que no refuercen los estereotipos tradicionales que asignan, por ejemplo, a la mujer al ámbito privado y al hombre al ámbito público, marcando la desigualdad de oportunidades y encasillando a cada género en diferentes roles: “ni todos los hombres son valientes, agresivos, activos, graciosos, heterosexuales, rápidos, independientes, inteligentes y decididos, ni todas las mujeres son pacificas, cálidas, sumisas, dulces, responsables, serias, frágiles, sensibles e histéricas”.
En cuanto al aspecto laboral, deben evitarse situaciones que perpetúen las relaciones tradicionales de poder. En muchas ocasiones, se representa a la mujer subordinada a un hombre jefe. Se debe construir una comunicación igualitaria, ya que tanto mujeres como hombres tienen capacidad para desempeñarse en los mismos cargos y no vincular a ambos únicamente a través de vínculos sexuales.
Dos puntos importantes son la presentación de las personas como sujetos y no como objetos y la representación de modelos inalcanzables. Una de las formas más sexistas es la presentación de un cuerpo como el premio que viene luego de consumir un producto. Se debe evitar esto, así como también la imagen de un hombre que es valorado solo por su habilidad para el dinero o un modelo de mujer que cumple con estándares de belleza irreales.