Nuestra industria es ingrata. Es una industria sin palabras de agradecimiento o aplausos al final del día. Lo que hacemos es impulsado por amor, pasión y mucho sacrificio. He pensado en esto últimamente, en el sacrificio que supone una carrera publicitaria y la competencia tan fuerte a nivel global. Entonces, lo aterrizo a lo nacional y pienso, ¿por qué habiendo tanta competencia de mujeres publicistas, compito con las mujeres publicistas de mi oficina? Pensarán que es una competencia sana, pero no. Es de las más tóxicas que he conocido.

Aprovecho este espacio y este mes para compartir mi experiencia en la publicidad latinoamericana en estos últimos años. Y dice así, me tocó vivir lo que se conoce como: tener enemigas. Si, díganme dramática, exagerada o novata. Pero no. Era una enemistad tóxica y lejos de ser profesional.

Tener miedo a la mediocridad y falta de criterio, es una cosa, pero añadan lo anterior a la falta de apoyo de tus colegas, y se vuelve intolerable.

La experiencia de todo esto es, que siempre necesitamos mujeres poderosas y no peligrosas. Mujeres que hereden a la industria un punto de vista femenino, fuerte, impecable y acertado a la hora de hacer campañas. No enemigas.

Por eso, fíjate bien en las mujeres que te rodean y mira cómo empujar su crecimiento profesional, puedes tener una estrella en tu equipo, y no lo estás viendo. Por eso les digo, no luchen en contra chicas, luchen a favor. No somos tantas y las que somos, merecemos todo el apoyo.