Este proyecto nos presentó el reto de traducir una metáfora potente en una narrativa visual igualmente inspiradora: representar cómo, con preparación y determinación, Se puede aprender a adaptarse y dominar los vientos del cambio.
La pieza gira en torno al viento como personaje central. Vemos como un personaje se enfrenta a él en un carro a vela, impulsado únicamente por la fuerza del viento. Esta imagen, sencilla pero cargada de simbolismo, se convirtió en el eje visual de la campaña. Nuestra misión fue lograr que el gesto de tomar el control en medio de condiciones cambiantes no solo se viera real, sino que se sintiera como una declaración sobre el poder transformador del conocimiento.
Rodar esta metáfora implicó una serie de desafíos técnicos y narrativos. Tuvimos que trabajar con precisión en cada plano para transmitir una sensación de evolución: del caos al control, del desconcierto a la confianza. El comportamiento del viento, por naturaleza impredecible, nos exigió una planificación meticulosa, desde la elección de locación hasta la coreografía exacta de movimientos del vehículo, la cámara y el personaje.
Además, el reto de rodar con un carro a vela en espacios abiertos, expuestos a las condiciones climáticas reales, sumó una capa de complejidad. Nos vimos obligados a adaptar el rodaje en tiempo real, buscando que coincidieran dos factores fundamentales: la luz ideal para la escena y el momento exacto en que el viento soplara con suficiente fuerza. No bastaba con una buena hora de luz; necesitábamos que esa atmósfera luminosa coincidiera con las ráfagas necesarias para poner en movimiento el carro a vela. Esto nos exigió una coordinación milimétrica entre planificación y flexibilidad, y en más de una ocasión reconfiguramos escenas sobre la marcha para preservar la coherencia emocional y estética de la narrativa.
A nivel conceptual, fue fundamental encontrar un equilibrio entre lo literal y lo poético. No buscábamos solo una demostración deportiva, sino una metáfora visual poderosa: que el espectador viera en ese viaje una representación de su propia capacidad para avanzar, adaptarse y dirigir su vida con propósito, incluso cuando el viento cambia.
“Domina los vientos del cambio” fue una de esas piezas que nos retó desde el inicio, pero que nos demostró que al estar preparados podremos dominar cualquier cambio.