Sin duda, el marketing con influencers se convirtió ya en un canal más de comunicación, obligatorio en toda campaña 360. No sólo se estableció como un canal, sino que comenzaron a ser la evidencia de una gran transformación cultural en cuanto a los conceptos de celebridad, autenticidad y comunidad. Las líneas entre uno y otro se diluyeron, y todo está en un cambio constantemente.
El éxito del uso de influencers está en que la audiencia busca identificarse: con sus necesidades, sus problemas, su estilo de vida, los influencers se convierten en generadores de soluciones, influyendo en las decisiones de compra, a la vez que ayuda a humanizar a la marca.
Por eso resulta muy relevante entender cómo se quiere ver reflejada la marca y elegir a los personajes que más las identifiquen. En este último tiempo surgieron algunas tendencias muy interesantes:
Los nanoinfluencers: Frente a la contaminación de muchísimos perfiles de influencers, nace esta nueva alternativa, donde las marcas buscan perfiles más especializados y auténticos. Porque más seguidores no necesariamente implica más engagement. Y en muchas ocasiones nos permite llegar a audiencias muy específicas generando credibilidad y eficacia.
Las cuentas privadas: Están en auge, es una manera que las marcas encuentran para ganar seguidores y generar cierta exclusividad. Es una tendencia que viene de la mano de la Generación Z porque son más conscientes de la privacidad, protegen su vida personal en un entorno donde la protección de los datos se convierte cada vez en más central.
Contar historias: Es un excelente recurso para los influencers, y esa historia tiene que ser real y creíble para quien la cuente. No sirve poner la marca de forma forzada, no genera engagement ni se percibe como natural, lo cual genera rechazo.
Influencers virtuales: Con millones de seguidores y una verdadera revolución para esta estrategia, porque en muchos casos no son percibidos como tales por las audiencias (tal así su efecto de verosimilitud) e implica un escenario nuevo para agencias y marcas que prescinde de las personas. Basta con mencionar el caso de Lil Miquela, que tiene 1,6 millones de seguidores en Instagram y es un personaje creado por computadora.
En definitiva, la estrategia de usar influencers en toda la campaña de comunicación es súper útil, siempre y cuando se realice de una manera auténtica y respetando los valores que la marca tiene.