La industria creativa enfrenta hoy un gran reto: la evolución del consumo digital, los cambios tecnológicos y las restricciones presupuestarias. ¿Cómo podemos abordar los nuevos desafíos?, ¿Cómo podemos adaptarnos a un mundo digital, donde el contenido es fugaz? El gran riesgo es normalizar que la inmediatez de la creación se traduzca en un contenido de mala calidad técnica.
Nunca antes en nuestra historia existió tanta retroalimentación en la generación de contenido, con millones de personas creando su propio contenido audiovisual, con una rapidez sin parangón y costos impresionantemente bajos. La industria creativa debe enfrentar este escenario, en donde se requiere maximizar el presupuesto, sin reducir costos en factores vitales para crear piezas audiovisuales de calidad. ¿Cómo encontramos un punto de equilibrio?
Necesitamos abordar una nueva estrategia, una que nos facilite adaptarnos a estos desafíos. Debemos apuntar a crear y alimentar un ecosistema colaborativo que fomente el talento, la innovación, la calidad y la rentabilidad del contenido digital de los clientes. Esa es nuestra tarea.
La respuesta es migrar desde los bienes creativos a los servicios creativos. Con esta estrategia podremos reducir o eliminar pasos intermedios y maximizar la eficiencia operativa, siendo la calidad el elemento diferenciador y distintivo. No sólo los grandes iconos de esta industria se ven beneficiados. Las personas que producen su propio contenido podrán dar el salto, el next step que les permita crecer. Es una estrategia orgánica y circular.
Migrar la producción a espacios que cuenten con la infraestructura y el equipo humano especializado, un lugar donde se haga la magia, sin acarrear internamente los costos del mago, es la tendencia.
La industria creativa es un sector económico que genera empleo y desarrollo humano, por lo tanto, los creativos tenemos la obligación de adaptarnos a tiempos de cambios vertiginosos.