“La idea es crear una plataforma para hacer un histórico y con eso tratar de saber donde la persona fue infectada. Investigando donde la persona estuvo es posible usar las informaciones de movilidad que todos los smatphones tienen actualmente. Sin embargo, es un territorio nuevo, y por lo tanto es muy difícil decir como usar los datos de la mejor manera posible”, dijo Helder.
En concordancia con el científico, Annabella Santana cuestionó como sería la mejor manera de usar a los datos. “Cuando se piensa en big data, pensamos en como usar los datos para predecir el futuro. Pero la gran pregunta es cuál será la nueva normalidad cuando todo esto pase, cómo proyectar el futuro y entender cómo los hábitos de los consumidores están cambiando en una situación sin precedentes.”
Helder remarcó que en todo el mundo se están usando los datos para estudiar mejor la pandemia, pero es difícil proyectar el impacto del aislamiento si no se hacen los testeos en las personas. Cómo ejemplo, comentó que el movimiento en restaurantes, bares, teatros y otros establecimientos de entretenimiento se cayó radicalmente. Por otro lado, se viene registrando un aumento en la frecuencia de las personas en estaciones de servicio y peluquerías. “Eso hace con que no se sepa muy bien donde la gente se está contagiando.”
Otro factor que el científico señaló fue el hecho de que las clases más altas adoptan la cuarenta de una manera más rápida y más completa en comparación con la población de las clases más bajas. “Cuando se ve el promedio de la ciudad, se mezcla todo, y a veces las mediciones pueden traer equivocaciones. Además, está el factor small world. O sea, se consigue el aislamiento social, pero no adentro de casa, con las personas que se conviven”, comentó. “Los datos se van transformando con la actitud de la gente”, agregó Fabiano.
Cuestionado sobre lo que va a ser diferente después de esta crisis, Helder dijo que ya ven algunos cambios en las actitudes de la gente, y la gente no debe olvidarse de la pandemia. “El mundo ya pasó por distintas pandemias. La gran enseñanza es aprender con los errores y entender que otras pandemias vendrán, solo es difícil decir cuándo.”
Con respecto al uso de los datos, André destacó la importancia de la privacidad. “El costo de una pandemia es vivir en una sociedad de vigilancia. Privacidad ya era algo que se venia discutiendo, y tener en manos los datos de movilidad es un riesgo muy grande. Cuando se termine la pandemia, el moniteo no debe seguir”, finalizó.
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