(08/08/01). El nuevo Director Creativo de la Postproductora Metrovisión de Argentina, Leo Ganora, nos cuenta como fue el comercial Cometa para Belmont de Costa Rica. Este comercial transcurre en las playas de Costa Rica en una tranquila noche veraniega donde abunda el clima de amistad entre el mágico entorno de los protagonistas. “Era evidente que por la naturaleza nocturna y mágica del paisaje, iba a ser imprescindible completar y corregir después el material”, aclara Ganora cuando se refiere a todo lo filmado en Cometa . Telcine fue el encargado de todo esto, excepto en los primeros planos zenitales que son filmaron de noche. El resto se rodó durante el día así se podía dosificar en Metro la noche americana. Daniel Böhm (director del comercial) hizo un “test” sobre las distintas tomas de archivo efectuadas en la playa a plena luz del día. El efecto que usó fue el Flame, que es algo similar a lo usado en la película Contacto. Esto dio muy buenos resultado, sólo que para la fotografía definitiva se decidió priorizar “la magia” por sobre “lo sobrenatural”. Una vez que el material llegó a Buenos Aires, Argentina, las tomas diurnas se dosificaron tipo noche americana (en este caso sudamericana), y de ahí pasó al Flame. Federico Quirós aplicó los cielos nocturnos estrellados previamente diseñados en el departamento de arte y además trataron los reflejos de cielo diurno en las orillas y el mar. El lugar elegido para esta publicidad fue una bahía deshabitada, a la que luego se le agregó un par de lucecitas diminutas y distantes. Para complementar el clima se utilizó un toque de fluorescencia en la espuma de mar. Según el director a esto se lo llamaba noctilucas, que es algo así como pequeños y sutiles brillitos fosforescentes que le dio un tono mágico a la cuestión. También fue muy importante el desafío técnico ya que se debió reconstruir lo irreconstruible en una de las tomas. Esta mostraba a una red de pescadores lanzada hacia arriba y cayendo al agua. Lo que se buscó hacer ahí fue que la red blanca sobre un cielo casi blanco, quedara en una toma con fondo negro y estrellado. Además la red parecía tan grande que la única solución visible era virtualizar la porción de esta con respecto al cielo. Así que una vez logrado el movimiento tridimensional, con paciencia y trucos ópticos obtuvieron la textura y la luz creíbles para que pareciera un utensilio de pesca. Por último cabe destacar que resulto ser muy notable la fotografía y el clima de la película. Sumando a esto la continuidad de las etapas de rodaje tanto diurnas como nocturnas.