El objetivo estratégico era transmitir appeal, naturalidad, liviandad, femineidad, y al mismo tiempo la imagen de una bebida cool y trendy. Este fue un gran desafío ya que se debía respetar la herencia del agua, pero resignificando los productos. Es decir, se debía evolucionar sin perder la identidad. Asimismo, se debía mejorar la diferenciación de los rangos, sin gas y finamente gasificadas.
Para cumplir con los objetivos, se unificó el logo con el de las otras categorías de la marca y se despojó el diseño de los packs para hacerlos más livianos sin perder los códigos de la marca. Se cuidó mucho que los elementos que aparecieran tuvieran un porqué claro y específico: el cambio del amarillo por el verde hablando de la naturalidad de la marca y el juego de cintas mostrando los subrangos y sabores, todo esto respetando la identidad saludable que Danone imprime a sus productos.