A Burger King le encanta confundir a los clientes para demostrar un punto, y llevar a cabo una creatividad verdaderamente entretenida e informativa. Esta vez, la marca de comida rápida está realizando una acción en sus tiendas para declarar legítimamente que el denominado “pink tax” o impuesto rosa es injusto. La acción consiste en pedirles a las clientas que paguen más por las papas fritas de pollo solo porque esas papas fritas están en una caja rosa.
El impuesto rosa es una denominación del hecho de que el 42 por ciento de las veces, la versión femenina de un producto cuesta más que los hombres, según el Departamento de Asuntos del Consumidor de la Ciudad de Nueva York.
El spot de 60 segundos, de DAVID Miami, usa un ingenioso experimento social para mostrar cuán ridículo es pedirle a las mujeres que paguen más solo porque el paquete es rosado. Al hacerlo, la cadena de comida rápida toma lo que se ha convertido en un error normalizado -que las mujeres deberían pagar más por lo mismo- y pide a los consumidores que lo cuestionen y luchen contra esto.