La charla del Panel de Dentsu Creative estuvo moderada por Said Gil, CEO Dentsu Creative México, quien abrió la conversación con un disparador: “En un mundo donde los algoritmos moldean el consumo, la cultura y la producción de contenido, la verdadera ventaja competitiva de la industria sigue siendo humana”. El CEO de Dentsu Creative México planteó que hoy conviven dos fuerzas en choque: por un lado, la escalabilidad de las máquinas -con IA generativa, automatización y sistemas que anticipan comportamientos-, y por el otro, el poder de la humanidad -con creadores, comunidades y una cultura social cada vez más dinámica y fragmentada, en el que el desafío ya no es “vencer al algoritmo”, sino entender cómo participar de él sin perder la sensibilidad que hace que una idea importe.
Said, comenzó con una pregunta que dirigió a Martín Seijas, Managing Director de Dentsu Creative Argentina, sobre cómo rescatar el valor de lo humano, dónde lo encontramos. Martín recordó que el valor de lo humano está en la emoción, la intuición y la contradicción: “Debemos defender lo humano y volver a las raíces, volver a la mesa de trabajo, a discutir ideas cara a cara porque la IA automatiza, pero no siente; y la publicidad sigue siendo, ante todo, una industria de emociones”.
Luego fue el turno de Diana Triana, Chief Creative Officer de Dentsu Colombia, a quien Said interrogó sobre la sensibilidad latina, si pudiera considerarse una ventaja. “Hay una malicia indígena viva en los latinos y podría ser una diferencia, esa intuición que no se explica con datos y que nos permite detectar oportunidades, leer contextos y crear con picardía. Un antivirus cultural que las máquinas no tienen”, sostuvo Diana.
Said prosiguió marcando el factor cognitivo como el mayor diferenciador frente a los diferentes algoritmos y consultó a Esteban Ibarra, Managing Director de Dentsu Creative Chile, sobre las habilidades humanas que deberíamos desarrollar frente a entornos cada vez más automatizados. “Nos falta salir a la calle y volver a las raíces de nuestra profesión, aprender a observar la empatía, de entender a la sociedad como lo hacía antes la publicidad”, afirmó Esteban y agregó: “Debemos aprovechar las oportunidades del entorno, hay muchas cosas por resolver, los insights están afuera”.
Diana también coincidió en que, en la obsesión técnica por aprender las nuevas herramientas, se está perdiendo calle, empatía y observación. “Las nuevas habilidades no son solamente digitales: son profundamente humanas. Entender personas, contextos y tensiones sigue siendo clave para una creatividad relevante”, argumentó la creativa de este panel.
De esta manera, Dentsu presentó su visión: para ganar en la cultura hay que entender su velocidad, sus capas -lo veloz, lo lento, lo profundo- y un nuevo paradigma donde las marcas ya no “emiten”, sino que co-crean con comunidades y creadores, mientras el comercio redefine los puntos de contacto.
“Cuando todo está mediado por plataformas, ¿dónde queda la capacidad de conectar las ideas?, se preguntó Said. Existe la dicotomía entre los ortodoxos de la performance, “lo que no se mide no existe” y el data driven; y los románticos del craft, “lo que no se siente no vende”, dijo Esteban. Son dos formas de ver la industria que hoy coexisten y ambas tienen mucha razón. “La IA acelera, pero no entiende la complejidad cultural. La creatividad del futuro exige equilibrar ambas orillas: tecnología + sensibilidad”, aseguró el Managing Director de Dentsu Creative Chile.
Un punto llamativo del panel fue el rescate del derecho a ser imperfectos: “La IA nos libera de la obsesión por lucir inteligentes”, expresó Diana. Si la máquina produce las ideas “correctas”, nosotros podemos permitirnos ser ingenuos, irresponsables, imperfectos. “Volver a jugar. Volver a probar. Volver a equivocarnos.”, compartieron los oradores de Dentsu Creative.
Por último, jugaron a imaginarse cómo será crear en el año 2045: El futuro será mitad humano, mitad máquina, mitad magia. “Probablemente un ecosistema donde trabajemos con inteligencias colectivas, simulaciones culturales y laboratorios creativos; donde la abundancia de ideas vuelva central la curaduría.”, cerraron los panelistas antes de dar lugar a las preguntas del público. Porque en la era del algoritmo, la diferencia la sigue marcando la emoción, la intuición, la cultura, la mirada: Lo humano.