Despertando el interés
(31/10/08). El DGC de Shackleton, Juan Nonzioli, habló de la importancia de generar una comunicación eficaz y aprovechó la oportunidad de presentar su nueva campaña en el tercer día de El Ojo 08.
Juan Nonzioli, el socio fundador y DGC de Shackleton, presentó un trailer como parte de la campaña de Acción contra el hambre. El objetivo del trabajo consiste en lograr la suficiente repercusión como para motivar a Al Gore, creador del documental Una verdad incómoda, a que utilice su influencia mediática para que la causa llegue a destino. Ésta fue la primera conferencia del último día de la decimprimer edición del Festival Internacional El Ojo de Iberoamérica, titulada Anestesiados.
El eje de la charla partió de la metáfora del complot mundial contra la comunicación para explicar cómo lograr que las ideas o mensajes no se “pierdan en el camino” y alcancen al público. “Este complot pretende hacernos fracasar como comunicadores”, sostuvo Nonzioli. El reto de las agencias, especificó, es lograr que la gente le preste atención a cosas que no son interesantes; para ello, hay que ponerse en su lugar. “Lo normal no llama la atención, es parte del mensaje. Tenemos que lograr que lo normal se vuelva noticia”, afirmó el creativo luego de dar un ejemplo al respecto: Si un perro muerde a un hombre no es noticia; si un hombre muerde a un perro, sí. Lo que hay que lograr es que el mensaje que se perdía, vuelva a la superficie.
Cuando Shackleton, la agencia española de publicidad -fundada por Nonzioli y su socio Pablo Alzugaray- decidió cambiar de hogar, se instaló en un viejo edificio que tenía “un color muy feo” en las paredes. Al momento de la fiesta inaugural, el reto consistió en motivar a los invitados a que votaran si la agencia debía dejar de estar pintada de rosa o no. Así, crearon un hilarante videoclip musical y finalmente, un año más tarde del lanzamiento musical, se decidió pintar.
“A mí gastar mucho dinero en campañas que no dicen nada, me parece inmoral”, polemizó el creativo, y así explicó que si bien los publicistas están siempre dispuestos a arriesgar, no sucede lo mismo con los clientes, “aunque ellos están en su legítimo derecho de hacer su publicidad tan aburrida como quieran”.
Retomando la idea del complot, explicó que reconocer el problema es el primer paso para superarlo. “La publicidad sirve para mucho más que para vender productos y servicios: se puede utilizar también para cambiar actitudes y hacer reflexionar”, concluyó Nonzioli.