“Voy a hablar sobre el poder del craft en la era de la inteligencia artificial”, comenzó, combinando la sensibilidad del músico con la curiosidad del tecnólogo.
Para contextualizar su mirada, Karas repasó los grandes hitos de la historia del audio: desde la primera grabación eléctrica en 1925 y la llegada del cine sonoro, hasta la revolución digital con Pro Tools en 1991 y el auge del streaming.
“Este año, 2025, es un punto de inflexión para el audio. Así como en 1925 nació el ingeniero de sonido, hoy estamos viviendo el nacimiento de una nueva era impulsada por la inteligencia artificial”, destacó.
El creativo brasileño compartió ejemplos de cómo la IA ya forma parte de la industria musical, mencionando casos como The Velvet Sundown, una banda creada completamente por inteligencia artificial, y proyectos de discográficas especializadas en música generada por algoritmos, como Blue Records en Brasil.
“Hay artistas virtuales en el Top 30 de Billboard. La IA está transformando el modo en que creamos, escuchamos y producimos música”, explicó.
Sin embargo, lejos de celebrar la tecnología como un fin en sí mismo, Karas subrayó que el verdadero diferencial sigue siendo humano: La IA es aleatoria, no tiene intención ni refinamiento. El craft es exactamente lo contrario: es intencional, detallista y profundamente humano.
En su visión, la inteligencia artificial abre posibilidades infinitas, pero es el *craft* el que define cuáles valen la pena explorar. “La IA crea posibilidades, pero el craft decide cuáles mantener. La sensibilidad humana sigue siendo insustituible”, resumió.
Durante la charla, Eduardo mostró ejemplos de cómo está utilizando herramientas de inteligencia artificial en su propio proceso creativo. Desde un simple acorde en guitarra o piano, la IA le permite expandir ideas en tiempo real, convirtiéndolas en bandas completas, coros o incluso un grupo de samba entero.
“Lo que antes era una maqueta ahora puede transformarse en una producción completa. Pero la chispa original, la idea musical, sigue naciendo de una persona. La IA es solo el fuego, no el creador”, dijo.
Para cerrar su presentación, Karas presentó uno de sus proyectos más significativos: “47”, realizado para Café Joyeux, una red de cafeterías que emplea personas con neurodivergencias.
En la pieza —una animación musicalizada con una versión especial del tema “Carry On”— la IA permitió recuperar la voz del cantante original y reconstruir la canción, pero el corazón del proyecto estuvo en las personas detrás del sonido.
Entre ellos, Sajid, un músico neurodivergente que grabó el piano principal, y Ángela, un percusionista y director de orquesta que diseñó artesanalmente el paisaje sonoro a partir de objetos cotidianos.
“Lo más importante no fue la tecnología, sino quién la usó y por qué. Esa es la verdadera esencia del craft: usar las herramientas para conectar con las personas”, reflexionó.
Para Eduardo Kara, la inteligencia artificial no sustituye la creatividad humana, sino que la amplifica.
“En los años 80 se temía que los sintetizadores reemplazaran a los músicos. Hoy coexisten. Lo mismo pasará con la IA. Vamos a convivir con nuevas formas de creación, pero el craft seguirá siendo el alma del sonido”, concluyó.