Tras la crisis sufrida en Europa en 2008 y 2009, ha habido algunas cuestiones (tales como el peligro de la salida de Grecia o desafíos separatistas como el escocés) que, si bien fueron problemáticas, pudieron sobrellevarse. La salida de Reino Unido es la primera consecuencia realmente importante, que deja a la Unión frente a un futuro incierto.
Para la Unión Europea, no contar con Reino Unido implica, por un lado, perder a una de sus economías más importantes y, por otro, el peligro de llegar a perder otros miembros más. Esta separación pone en tela de juicio el peso que tienen las economías más fuertes, entendiendo que además los mercados están interconectados. También se verá reflejada en conflictos sociales, tales como la situación actual de los refugiados y el manejo de esta problemática.
Incertidumbre es la palabra clave que estará presente de ahora en más, mientras que este conflicto tome un curso y comiencen a aparecer consecuencias y hechos que delimiten el nuevo camino que la Unión Europea y Reino Unido transitarán.