En los últimos años la sociedad en su conjunto se ve atravesada por el paradigma tecnológico, con la hipercomunicación como sello característico. Este nuevo panorama no tiene frontera alguna. Como consecuencia, se genera una nueva dinámica para los emprendedores, porque lo que hasta ahora funcionaba, hoy resulta obsoleto.
La dinámica actual exige profesionales en constante formación y especialización. El emprendedor del siglo XXI mira al futuro en pos del progreso, centrando su estrategia y poniendo foco tanto en la innovación como en la sustentabilidad. Además, es un emprendedor online, porque utiliza el online para encontrar y encontrarse, establecer conversaciones entre marcas y productos que permiten disminuir el temor a lo nuevo.
Se crea y se reconoce una oportunidad, teniendo la capacidad de capturarla hasta convertirla en un negocio. Este nuevo modelo de creación conlleva la disposición a tomar riesgos personales y financieros, enfrentando lo desconocido. También requiere del desarrollo de estrategias capaces de avanzar sobre una base con recursos limitados y un contexto adverso.
El nuevo proceso tiene en cuenta la creación y el aumento rápido de valor económico, no solo para los fundadores del emprendimiento, sino también para todos los participantes del mismo. Aquí no es tan importante el porcentaje del negocio que el emprendedor conserva para él. El foco estará en la creación con éxito del negocio.
El siglo XXI trajo consigo una nueva manera de hacer negocios, una nueva estructura del trabajo con otra dinámica de gestión. Y es el emprendedor que mejor se adapta dada su flexibilidad y posibilidad de adaptación.