La agencia montó, en esos dos bares un donde los consumidores presentes podían escoger una canción, subir y cantar como en un karaoke común. Solo que después de soltar la voz, el “cantor” no recibía una nota por su desempeño en el escenario, sino que aparecía en la pantalla la cantidad de alcohol que cada cantante contenía en sangre. Eso fue posible porque dentro de micrófono había un aparato de alcoholímetro.
Al decidir cantar, el cliente no sabía de la acción solo tomaba conocimiento después de recibir su “nota” y recibir un vale de descuento para tomar un taxi.
Las anteriores campañas creadas por la agencia par concientizar sobre este tema fueron: en 2010 con “A conta de 73 mil reais”, que sumaba los costos de ambulancia, UTI, equipo médico, amputación, silla de rodas. Eran esos los gastos que los clientes podían tener al beber y salir del bar conduciendo. El año pasado el éxito fue con Drunk Valet, acción en la cual al llegar a uno de los bares el cliente se encontraba con un valet parking alcoholizado al que nadie quería entregarle auto.