La propaganda política, generalmente, genera desagrado y hastío en la mayoría de la población. Sin embargo, los centennials se han convertido en un nuevo público, al que le interesa la política.
Por su parte, el atractivo de los spots tiene una gran división entre los votantes entre a quienes les desagrada y quienes aceptan algunas de las piezas. Como sensación, predomina el hastío, con un 38%, siendo más notorio en los mayores de 40 años, seguido por el agotamiento (18%).
Son mayores los atributos negativos, como la falta de credibilidad, de propuestas claras y la distorsión de la realidad, con más de dos tercios de los encuestados afirmando que los políticos prometen cosas solo para conseguir votos.
Los hombres y mayores de 40 años son quienes más rechazan la publicidad electoral, mientras que entre la Generación Z muestra una visión más favorable.
El informe de la AAP tiene un apartado que se concentra en los medios mediante los cuales la población se informa, tomando como dato relevante que un 20% de los espacios de campaña fueron destinados a medios digitales. A pesar de esto, la televisión sigue siendo la principal fuente de consumo de propaganda política.
La mitad de los consultados considera que la publicidad electoral es muy invasiva. Nuevamente, millennials y centennials llevan la contraria, ya que son más tolerantes y receptivos.
Finalmente, al momento de definir el voto, 9 de cada 10 mencionan no haber sido influenciado por la publicidad política en su decisión, sin embargo, un tercio de los centennials indica que fue de utilidad. Además, el 77% de los encuestados aseguró no sentirse representado.
* Vea el estudio: "Análisis publicidad electoral - AAP D'Alessio IROL Berensztein"