Un sistema informático crea un jardín que se proyecta en la sala.
El jardín está compuesto por representaciones de flores geométricas basadas en las curvas de Fermat.
Dichas flores tienen la capacidad de asumir diferentes formas, colores y sonidos.
A través de la posición en el espacio y del movimiento de sus cuerpos, los participantes pueden intervenir el jardín interactuando con las flores y entre sí para crear composiciones visuales y sonoras.
Una experiencia con resultados expresivos únicos cada vez, que se modifican a lo largo del tiempo y que crece y se enriquece con la participación.
Concepto, programación y producción: Fabián Barros Andrade y Luisa Pereira Hors.