Castillo, quien ha prometido renovar el sistema político y económico para abordar la pobreza y la desigualdad, derrotó a la hija del expresidente encarcelado, con el 50,12% de los votos. Esta fue la tercera derrota consecutiva en una elección presidencial disputada por Fujimori. Pese a haberse producido por un margen muy estrecho, la victoria de Castillo es un claro mensaje de repudio a las clases dirigentes del país, cuyos últimos presidentes, fueron destituidos por el parlamento. Nos referimos a Pedro Pablo Kuczynski y su sucesor Martín Vizcarra.
La confirmación de su victoria se produjo después de más de un mes de esfuerzos por parte de Fujimori para anular aproximadamente 200 mil votos en áreas donde Castillo ganó de manera abrumadora, una medida que habría privado de sus derechos a muchos peruanos pobres e indígenas. La segunda ronda había sido puesta en duda por Fujimori y algunos partidos que la apoyaron, pese a que organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea (UE), el Departamento de Estado de Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña afirmaron, de forma separada, que los comicios fueron transparentes.
Poco antes de que las autoridades declararan a Castillo como el presidente electo, Fujimori dijo en un discurso televisado el lunes por la noche que reconocería los resultados por respeto a la ley, pero calificó la proclamación de su contrincante como “ilegítima”, volviendo a insistir en que el partido de Castillo le había robado miles de votos.
Con la victoria de Castillo, Perú tendrá por primera vez en décadas un presidente de izquierda y el primero en haber vivido la mayor parte de su vida como campesino en una región andina pobre.
Nacido en Cajamarca, en la sierra norte de Perú, el candidato de 51 años se postuló por Perú Libre, que se define como un partido de izquierda. Es exrondero (miembro de las rondas campesinas, organizaciones comunales de defensa) y profesor de enseñanza primaria desde 1995.
Castillo asumirá la presidencia este 28 de julio como representante de los sectores populares, de las poblaciones marginadas, de las olvidadas zonas rurales, de los históricamente excluidos, que en esta victoria electoral encuentran una reivindicación en el año del Bicentenario de la Independencia del país.
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