-¿Cómo afrontaron los colombianos el Covid-19?
-Hemos pasado por todas las etapas de un “duelo”. Este duelo obedece a la libertad y costumbres que teníamos. Al comienzo hubo una negación, no se tomaba tan en serio, para algunos era mentira y se obligaban a querer seguir viviendo como estaban acostumbrados. Sin embargo, el aislamiento siguió y conforme pasaban los días, el encierro se convertía en una rutina que comenzó a generar malestar emocional. Había rabia de tener que aceptar que no podíamos regresar a las formas de vida que cada uno tenía. Esto obligó a adaptarse y a comenzar a verlo desde ángulos más positivos o llevaderos y, al final, estábamos no adaptados sino cansados. Aparecieron más cambios, ya no era divertido conectarse con los amigos por pantallas, muchos bajaron los brazos y se sintió un aislamiento más profundo. Ahora ya lo aceptamos, ya nos cuidamos más, aprendimos a vivir en este ambiente temporal de nuevas rutinas y formas de relacionarnos. Hay quienes siguen abrazando y hay quienes prefieren demostrar su afecto a distancia. Grosso modo, la economía está muy resentida, a todos nos cuesta pensar al largo plazo, porque no hay garantías de un trabajo, es difícil para el comercio hacer proyecciones cuando las políticas cambian constantemente y, como ningún ser humano vivo en la actualidad había pasado por esta situación, prueba y error son los ingredientes de estrategias más afinadas y tímidas.
-¿Cómo lo abordaron como equipo y como agencia?
-Nos encontró en el mejor momento posible y no me refiero solo al tema económico, apunto más bien a la claridad mental con la que asumimos este capítulo de la historia. No teníamos en el botiquín de primeros auxilios que se cuelga en las paredes de las oficinas un instructivo de “ábralo en caso de pandemia”. Nadie lo tiene y esperemos que estas generaciones no tengan que vivirlo de nuevo. Hicimos una apuesta con una ruta clara de acción que nos permitió seguir entregando valor a los clientes y confianza a los talentos de la agencia. Cambiamos rápidamente los formatos de eventos y los llevamos al escenario virtual, transformamos la agencia en dos estudios gigantes, aprovechando que todos estábamos en casa, analizamos las oportunidades que se presentaban cada semana y las convertimos en propuestas para nuestros clientes, quienes abrazaron muchas de ellas y nos desmarcamos del problema que se respiraba para entregar soluciones. Sé que suena a cliché esto de entregar soluciones, pero que casi 300 personas intentáramos respirar un aire diferente en momentos de pandemia fue algo tremendo que nos unió más.
-¿Qué cambió en la rutina de trabajo?
-Cuando se da solo un vistazo rápido a la agencia pareciera que se modificó todo, pero si se mira en profundidad uno se da cuenta que no fue tanto, es decir, las formas cambiaron radicalmente en todos los ángulos. Las oficinas ahora son estudios de contenido y lo que eran sofás para leer o tomar café en pijama ahora son las oficinas; pero es solo la forma, porque la filosofía, la visión de negocio, los objetivos, los talentos, las preocupaciones del día a día y todo sigue intacto. Desde un ángulo personal lo que he sentido, y seguro esto lo han sentido muchos, es que en el día a día de oficina el tiempo se gastaba muy rápido, muchas veces no se sabía en qué, con reuniones de pasillo que hacían alargar la jornada, un café dejaba de ser un “break” y se convertía en otra reunión que no eran 5 sino 40 minutos, permitíamos que nos sacaran el tiempo del bolsillo sin darnos cuenta y, al final de la jornada, de pronto teníamos esa sensación de haber hecho mucho, pero seguíamos con una cantidad de trabajo pendiente. Este proceso de home-office ha sido revelador en muchos sentidos y, desde mi punto de vista, en su mayoría muy positivos.
-¿Cree que el modelo de home office llegó para quedarse?
-Hay varias empresas que ya venían con este modelo antes de la pandemia y seguramente no tuvieron mayor novedad en la forma de operar, pero en nuestro caso fue todo un descubrimiento. El home office como alternativa antes de la pandemia era un capítulo que seguramente estaba en el último lugar como temas a revisar, pero con todo lo que ha pasado nos dimos cuenta de que no es nada descabellada esta forma de trabajo. Ahora bien, cuando toda la situación del Covid esté controlada, tengamos la vacuna y no exista riesgo por contagio, no creo que vayamos a cambiar nuestro modelo. Nos gusta el trabajo presencial, ayuda a formar skills en nuevos talentos, nos gusta vernos a la cara, disfrutar de la espontaneidad de las emociones que surgen al desarrollar un trabajo, estar cerquita, frente a frente, tiene un poder que no lo da la virtualidad.
-¿Hubo distintos momentos en la creación de comunicación?
-El comienzo de la pandemia planteó una etapa de oscuridad, no se podían hacer experiencias, eventos, activaciones, filmaciones, no se podía producir nada. Sencillamente pareció que todo se detuvo, pero a medida que fueron pasando los días las ideas, que son el core de nuestro negocio, comenzaron a llegar. Además la situación impulsó una necesidad de unidad, personas y marcas se vieron impulsados a enviar mensajes de esperanza y de fuerza, que no está mal, pero creo que se descuidaron temas importantes que están antes. Por supuesto, es más fácil ser historiador que profeta y en retrospectiva todo se ve con otra luz. Creo que la prioridad debió ser educar más a las personas alrededor de los cuidados y la prevención antes que la motivación. Por otro lado, dentro de la agencia hubo dinámicas muy interesantes. Por ejemplo, muchos descubrieron su alma de director cuando tomaban los equipos de la agencia y grababan contenidos para los clientes en sus casas, muchos lanzaron a la fama sus voces y crearon espacios para grabar también en sus casas.
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