-¿Qué balance haría desde el comienzo de PINK LAB hasta hoy?

-PINK LAB no es una agencia de publicidad. PINK nació como un proyecto experimental, fruto de un profundo (y diría que, incluso, catártico), proceso de reflexión y de transformación, tanto profesional como personal. Después de haber dirigido las oficinas de grandes multinacionales en España y en Italia, de haber liderado la creatividad de grandes marcas en el mundo, consiguiendo infinidad de premios junto a mis equipos, y de haber lanzado con éxito mi primera agencia, decidí parar en seco, dejarlo todo (y cuando digo todo, me refiero a todo) y empezar a cuestionar incluso lo incuestionable. Ahora, cuando se cumplen los primeros 1.000 días de PINK, el balance no puede ser más positivo. De proyecto experimental, hemos pasado a realidad con presente y, sobre todo, con futuro. Nuestro modelo, pese a lo disruptivo de su diseño, vende. Nuestras oficinas de Madrid y Milán se han consolidado sin tener por ello que renunciar a ninguno de los principios fundamentales de la compañía. Y lo que es más importante, nos hemos convertido en partners estratégicos de todos y cada uno de los clientes con los que trabajamos, ya que los proyectos que desarrollamos son siempre de envergadura para la marca y suponen un impacto directo en el negocio de nuestros clientes.

-¿Cómo se fue construyendo y consolidando esa cultura orientada a la creatividad y estrategia?

-Es una pura cuestión de ADN. Somos una compañía de transformación creativa que se apalanca en tres pilares fundamentales: instinto, talento y experiencia. Nos dedicamos a transformar compañías, marcas y negocios. A crear valor. Para ello, hemos logrado sofisticar nuestro modelo, desarrollando una fórmula que nos permite precisamente disociar el volumen del valor y afrontar los proyectos con una solidez estratégica, una excelencia creativa y una agilidad difícilmente asumible por las agencias de publicidad hoy.

-¿Cómo llegan al mercado italiano?

-Nuestra llegada a Italia se produce de forma natural, apenas unos meses después de abrir en Madrid y siempre de modo orgánico. En mi periodo como CCO de Armando Testa, conocí a Pier Paolo Pacchiarotti, top manager de la agencia, y con quien tuve la oportunidad de desarrollar proyectos muy relevantes para grandes marcas como Telecom Italia, Lavazza, Bacardi, Fiat, San Pellegrino, Alfa Romeo, Armani, etc., que, sin lugar a dudas, dejaron huella. Así, cuando ponemos en marcha PINK en España, inmediatamente surge el interés y la posibilidad de colaborar con dos grandes marcas como Skoda y Direct Line, por lo que decido dar el paso y abrir la oficina de Milán y poner al frente de la misma a Pier Paolo. Hoy, la oficina de Milano significa el 50% de la facturación de PINK.

-Considerando todo el proceso de transformación que viene pasando la industria en su totalidad, ¿qué ventajas tienen las agencias independientes a la hora de implementar los cambios que exige el mercado y las marcas?

-El mercado se ha ido a la mierda. Y eso es una gran noticia. No se trata de ser independiente o no. Ni de ser grandes o pequeños. Se trata de entender cuál es tu propósito como compañía. Tu razón de ser en el mercado. Qué te hace relevante. Sexy. Único. Las agencias y las nuevas realidades independientes ofrecemos una gran ventaja: nuestro tiempo y nuestro esfuerzo está dedicado 100% a nuestros clientes. No dependemos de lo que pase en Londres o en Nueva York. No hay nada que nos distraiga y podemos tomar decisiones en tiempo real. Pero lo que más destacaría es nuestra capacidad para hablar de valor y no de precio. Y muchos clientes lo están entendiendo. Entienden que su ROI será mayor en la medida en la que el trabajo sea mejor, aunque cueste un poco más.

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