Mociulsky centró su análisis en la confluencia de distintas fuentes de incertidumbre, desde la crisis climática a los conflictos bélicos, las desigualdades y distintas brechas que se van intensificando a medida que avanza la tecnología. Una de ellas relacionada a las habilidades que se van a requerir en el futuro, y qué habrá que hacer para no quedar obsoletos como profesionales.
Este contexto para las marcas “implica contemplar a las personas en su totalidad desde un abordaje basado en valores y tensiones sociales. Por un lado, la necesidad de expandir las posibilidades, exacerbar la sensibilidad, creatividad y libertad de pensar la mejor versión de nosotros mismos; y por otro, la necesidad de seguridad que hace foco en la racionalidad y las certezas”, sostuvo la fundadora de la consultora de mercado y tendencias.
En su argumentación señaló “que las tensiones también se extienden a otros territorios: el anhelo de pertenecer a algo más colectivo (trascendencia, pertenencia) y la necesidad de desarrollar la propia identidad (el propio camino, expresar la individualidad y diferenciarse)”. Y agregó: “todos los conceptos en tensión son importantes y la recomendación para las marcas es tenerlas en equilibrio para poder sentirnos a flote en una situación global de incertidumbre y de cambio de paradigma”.
Por su parte Rainuzzo señaló que “en un entorno incierto como el que se vive en Latinoamérica, con cambios bruscos durante los últimos cinco años que transformaron la forma de pensar de las personas, la flexibilidad y capacidad de adaptación resulta ser el gran valor de época, en donde la mutación es la norma”.
El encuentro que reunió a empresarios y ejecutivos, apasionados por el marketing y comunicación de marca, fue el escenario donde ambas consultoras presentaron las últimas tendencias y estrategias que están llevando a las marcas al siguiente nivel en un mundo en constante cambio.
De esta manera fue como Rainuzzo presentó dos conceptos: “para este flexiworld, requerimos flexibrands, es decir, la capacidad de una marca para adaptarse con facilidad a diversas circunstancias o para acomodar las normas a distintas situaciones o necesidades. En definitiva, hoy, una marca vale por su capacidad para adaptarse a escenarios futuros”.
Gabriel Badagnani agregó que “estamos en tiempos híbridos: lo digital y lo físico, la identidad y el género, lo ancestral y lo futurista, lo local y lo global, lo manual y lo tecnológico, lo rural y lo urbano… el mundo de hoy pide a gritos pensar y diseñar con flexibilidad”.
En este contexto se plantearon tres desafíos: transitar de la solemnidad a la disrupción, terminar con las segmentaciones tradicionales y ser ágiles para tener versiones distintas para cada audiencia sin sacrificar consistencia
Otra mirada sobre las marcas
Junto a la flexibilidad y capacidad de adaptación, Rainuzzo agregó que hasta hace pocos años, “la marca estaba en el centro de la comunicación, pero hoy creemos que las marcas son una consecuencia de las personas, las que pasan a ser fundamentales y ser el nuevo centro en esta forma de comunicar”.
En línea con lo anterior, Mociulsky, expresó que las marcas que entienden las verdades humanas logran una conexión duradera, genuina y transparente con sus clientes, consumidores o usuarios. Se requiere comprender que el deseo de libertad y de conectar con la emocionalidad convive con la necesidad de estabilidad, seguridad y sentido de control de las personas. Asimismo, la preocupación por el medio ambiente, por las brechas o inequidades y el deseo de generar vínculos colectivos para encontrar soluciones, convive con la búsqueda de expresar la propia identidad e individualidad. Son tensiones humanas que nos atraviesan y que es importante tener en cuenta en las propuestas que se hacen desde las marcas, ya sea en conceptos de comunicación como en productos y servicios.
De esta forma, Mociulsky afirmó que “es clave buscar una comunicación empática, con transparencia y autenticidad. Atender las expectativas, ofrecer espacios para intercambios y co-creación, haciendo parte de los cambios a las personas”.
Como conclusión Badagnani señaló que las marcas necesitan hoy resolver una amplia gama de complejos desafíos de negocios.” Por ejemplo, comprender qué piensan los consumidores y no solo lo que hacen, permitiéndoles vivir experiencias únicas que van más allá de vender un producto. Hace pocos años, la marca era un logo; después fue transformándose en cómo la marca cumple su promesa a través de su identidad. Hoy, la marca es el negocio mismo, es su esencia. Una marca no es menos que el negocio o que los productos”.
FOTOS: Mariela Mociulsky (CEO - Trendsity), Gabriel Badagnani (COO - Brandsight) y Máximo Rainuzzo (Presidente - Brandsight).
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