-Hoy estrena una nueva película, ¿cuál es la trama de “Despertar el polvo”?
-Estuvo filmada en un barrio muy violento, quizás en el más violento de la Ciudad de México: es el Campamento 2 de octubre, dentro de la delegación de Iztacalco. Estuvo hecha de un modo experimental, porque el protagonista es un hombre del barrio y muchos de los actores son personas que viven realmente en ese barrio. La historia juega con distintas metáforas. Básicamente versa sobre la vida de un indigente al cual observamos con mucha paciencia, a través de tomas muy largas, por ejemplo. En un momento de la película, el protagonista tiene que regresar a la vida, o reencarnar, que en su caso tiene que ver con volver al crimen. Justamente eso es lo que él hizo antes de renunciar a todo, voluntaria o involuntariamente. Cuando se da esa reencarnación, vemos un mundo violento en el que todo funciona a través de la corrupción y la impunidad y el protagonista tiene que hacer una serie de acciones para salvar a alguien, que lo van hundiendo cada vez más. De esta manera, deja de ser indigente y se ve inmerso en una extorsión, que es muy común en México, sobre todo dentro de la esfera política. El protagonista se ve obligado a encarnar lo que fue antes de ser un renunciante y vuelve al crimen para intentar ayudar a una mujer. Ahí se vuelve una especie de “Cisne Negro” que termina con un hecho trágico. Como yo no soy político sino cineasta, esta es la manera que tengo de expresar lo que pienso y de cambiar algo.
-¿De dónde surge la idea del film?
-Esta película trae toda una reflexión metafísica y eso me condujo a una pregunta: si todos aquellos que viven en la calle, que sí son renunciantes, están más cerca de lo místico o de lo animal. Otra pregunta que se vincula con esto es qué pasa cuando encarnas y qué pasa cuando mirás a tu interior en determinadas situaciones, como por ejemplo estar en una fosa común sin salida. En otras palabras, me intriga la relación que existe entre una persona que vive en la calle y un monje cercano a la iluminación a partir de su renuncia de lo material. A lo mejor, la forma de salir es mirar hacia dentro para encontrar la manera de cambiar la realidad de uno mismo. Siento que los indigentes son como los intocables de la sociedad, en el sentido de un poder muy particular que les da el no tener nada, ni siquiera el aseo más básico. Han renunciado a todo, entonces nadie quiere robarles, no hay nada que reclamarles, no tienen renta que pagar, no tienen nombre, son innombrables. Realmente, nadie se les acerca. Viven en un mundo paralelo y eso les da una manera muy particular de ver la realidad.
-¿Es un proyecto personal o viene de la mano de Catatonia? ¿En dónde se va a estrenar?
-La película la hice con Catatonia, porque todo lo que hago lo hago con Catatonia. Hay varios cines en los que se va a estrenar, dentro del Circuito Cultural de la Ciudad de México. Algunos de ellos son Cineteca Nacional, Cine Tonalá MX, Le Cinéma IFAL, La Casa del Cine, Cineteca Nuevo León, Cinemanía, Foro El Bicho y Cine Morelos. Por suerte, en México han crecido mucho todas estas salas de cine independiente, que son las que reciben todos los trabajos de corte autoral.
-¿Cuánto duró el rodaje?
-Filmamos durante dos semanas. Pasamos un mes dentro del barrio para terminar de afinar el guión y para trabajar junto a los no actores a través de un pequeño taller. Todos son planos secuencias, la película está filmada de una manera muy directa. El resultado fue un film de una hora veinte de extensión.
-¿Recibieron ayuda de alguna empresa o institución?
-El Instituto Mexicano de Cinematografía nos pagó la posproducción de la película. Gracias a ellos la pudimos terminar y después hicimos un buen tour de festivales y ganamos dos premios importantes: el Kukulkán, que es el premio a la mejor película en el Festival de la Riviera Maya y que nos otorgó una cantidad de dinero considerable gracias a la cual pudimos hacer la distribución, y el reconocimiento a la Innovación Artística PCI Proyecto Cine Independiente, en el Festival de las Tres Fronteras (Argentina). Además, estuvo por Mar del Plata y por Transilvania. Sin embargo, es muy complicado el tema de las distribuciones por cines comerciales, porque el coste es muy elevado para una película pequeña de corte independiente.