HBO redescubre las imágenes urbanas
(23/09/08). El director de fotografía de la serie Epitafios II de HBO Latino, Guillermo Zappino explica en esta nota cómo la tónica nocturna de la primera temporada mutó hacia un nuevo entorno cuyas escenas ocurren mayoritariamente durante el día.
La asociación entre noche y terror encuentra sus raíces en miedos ancestrales, en el ataque inesperado de las amenazas que acechan en las tinieblas.
El director de fotografía de la serie Epitafios II de HBO Latino, Guillermo Zappino, se sumergió en cambio en la búsqueda del espanto que pueden esconder las sombras del día, las que cruzan a cualquier transeúnte urbano en su marcha acelerada a través de las calles de cualquier metrópoli moderna, tan cotidiana como desconocida.
Epitafios II retoma pero a la vez renueva la saga del primer período de la serie y sus protagonistas, los policías Renzo Márquez y Marina Segal, se vuelve a enfrentar a un complejo asesino serial pero ahora en un entorno urbano, aplastante e impersonal.
“Quisimos que la ciudad tuviera una presencia muy fuerte y, por lo tanto, se corrió un poco de la impronta de la emisión anterior, que transcurría en espacios más aislados y nunca se contaba la relación que existía entre los lugares, eran muy barrocos, pero nunca había una intersección”, compara Zappino.
La tónica nocturna de la primera temporada mutó entonces hacia un nuevo entorno en Epitafios II, cuyas escenas ocurren mayoritariamente durante el día.
“Nosotros queríamos modernizar la imagen –adelanta Zappino-. Tener elementos como brillos, transparencias, ópticas largas. Y por el otro lado queríamos que los personajes fueran parte del lugar, que el espacio los afectara. El contexto urbano debía tener valor dramático, ser prácticamente un personaje”.
El rodaje se realizó entre febrero y mayo pasado en Buenos Aires, la mayor parte del tiempo cuando un sol intenso de verano caía perpendicularmente sobre la ciudad.
El requisito, de todas formas, era que la ciudad careciera de rasgos que la volviera identificable. Debía ser cualquier metrópoli latinoamericana.
El concepto de la fotografía ideado por Zappino y el resto del equipo apuntó entonces a redescubrir las imágenes urbanas y diurnas que podían contribuir dramáticamente con una atmósfera inquietante afín a la trama de la serie.
“En la ciudad existe un interesante juego geométrico de diagonales entre la luz y las sombras, el poco tiempo que dura el sol cuando atraviesa una calle por encima de los edificios y antes de que lleguen las sombras surgió entonces como una premisa para las tomas”, recuerda el director de fotografía.
Las sombras violentas que extienden las construcciones en pleno día se convirtieron entonces en espacios de amenazas. “Trabajé exponiendo la parte iluminada para que las sombras quedaran bajas y ofreciera un claroscuro marcado. Me pareció interesante que los personajes fueran cortados por las sombras, que trataran de llegar a la luz. Pero el sentido nunca es explícito. Era una buena manera de abordar la ciudad. Una situación que podía ser un problema, como una sombra pronunciada, se transformaba entonces en un elemento dramático”, reconstruye.
La definición, sin embargo, generó dificultades técnicas. En primer lugar, las pocas posibilidades de cortar calles en pleno centro de Buenos Aires y durante el horario laboral acortaba las horas de filmación y obligaba a usar un equipo muy portátil, prácticamente sin luces. “Para ello fue necesario previamente trazar un diseño de los lugares donde funcionaba la luz natural, como un trabajo de inteligencia previo para estudiar la evolución del sol –recuerda-. Hice una prueba con la película Vision 3. Salí con la cámara, me puse por ejemplo en una entrada del subterráneo y veía como daba el sol. Necesitaba tener detalles en las sombras y, para eso, el resultado con Vision 3 fue brillante. Las sombras salían con muy poco ruido, muy poco grano. Y también detalles en las luces altas, que también es importante, que no se bloquee y sea posible recuperar definición en las zonas quemadas. Incluso hice muchas tomas con los brillos de los autos, exponiendo a luces muy altas”.
El terror emergió entonces en los recovecos de la ciudad, en pleno día, donde lo cotidiano se vuelve amenazante y el policía Renzo se ve empujado hacia la obsesión por la presencia acechante de un nuevo asesino serial. Las pesadillas no siempre sorprenden en la noche.