Hogar, dulce e inteligente hogar…
(20/12/06). “Buenas tardes, podrías lavarme la ropa blanca, cocinarme pastas, grabarme la telenovela de las 6, lavarme los platos de anoche…”. Parece la llamada de una exigente señora a su complaciente empleada doméstica, pero no es así. Es la comunicación de una persona con su propia casa. Todo esto ya es posible gracias a la domótica la construcción y aplicación de dispositivos inteligentes en una casa.
Regular las luces y la temperatura del hogar desde una pantalla táctil remota o utilizar este mismo dispositivo para controlar de forma integrada todos los aparatos de ocio de la casa es ya una realidad.
El hogar inteligente es un mercado que moverá unos 1.700 millones de dólares en los próximos años.
Naturalmente, Internet desempeña un papel decisivo en la domótica. La red permite la comunicación de los sistemas que controlan el piso con el exterior y el envío de alertas a móviles o a otro PC. Un vídeoportero podría ser un grabador personal de visitas, que permitiera dejar mensajes de voz o imagen al dueño o controlar el resto de la casa desde su pantalla. O reconocer la voz y dejar pasar sólo a quien esté autorizado.
Podría decirse que el esqueleto de un sistema domótico lo forman una serie de sensores que automatizan a un conjunto de actuadores, mediante un control inteligente, que es el encargado de supervisar los parámetros y tomar las decisiones adecuadas en cada momento. Los sensores son los elementos que utiliza el sistema para conocer el estado de ciertas variables como la temperatura ambiente, la existencia de un escape de agua, etc. ; un termostato de ambiente, por ejemplo, es un sensor destinado a medir la temperatura de una estancia y permitir la modificación de parámetros realizados por el usuario.
Por su parte, los actuadores son elementos que utiliza el sistema para modificar el estado de ciertos equipos e instalaciones como, por ejemplo, las electroválvulas de corte de suministro de gas y de aguas o sirenas para el aviso de alarmas.
Una ventaja importante de la domótica es que permite integrar en un mismo sistema distintas funciones de los elementos de una casa y gobernarlas a la voluntad de sus habitantes -climatización, ventilación, humedad del ambiente, dispositivos de seguridad, iluminación, persianas o toldos, optimización del riego, dosificación de cloro y control del PH en las piscinas, etc-. Las decisiones que toma el sistema se basan en los parámetros que se le marquen. Se pueden realizar programaciones horarias complejas que dependan de tantos parámetros como se desee o bien indicarle unas sencillas instrucciones.
Para controlar algo a distancia se necesita un aparato que se conecta a la red eléctrica, a la línea telefónica y al dispositivo en cuestión.
Existen más beneficios para los usuarios, como la posibilidad de programar alertas en forma de mensajes de texto al móvil cuando los sensores de presencia, fugas de agua o gas detecten un problema. Asimismo, permite conocer cuándo se ha ido la luz o si el horno se quedó encendido. Con el teléfono también pueden activarse escenarios simultáneos de varios elementos domóticos de la casa.
Ahora que se acercan las vacaciones, es posible configurar un conjunto de parámetros que simulen que el dueño de la casa se encuentra en ella -subir las persianas, bajar el toldo o encender las luces- y activarlo mediante una simple llamada.
Hoy Internet de alta velocidad permite la conexión en cualquier momento y las pantallas inteligentes añaden la posibilidad de una conexión en cualquier lugar. Además, la pantalla inteligente puede utilizarse para ajustar el volumen del equipo de música, cambiar el canal del televisor e incluso apagar las luces de la habitación contigua.
Algunos de los dispositivos presentes en el hogar inteligente ya gozan de cierta popularidad. Es el caso del PVR (Personal Video Recorder), una especie de video inteligente que descarga de Internet la programación, graba los programas favoritos del usuario según sus preferencias y emite los programas televisivos con cierto retraso para
evitar los anuncios. Ya salieron al mercado las heladeras con capacidad para pedir a través de Internet los comestibles que se le hayan agotado.
Para todo esto, el mercado no sólo se repartirá entre empresas informáticas, como Microsoft, Hewlett-Packard y Texas Instruments, sino también entre fabricantes de electrónica de consumo, como Panasonic y Sony.
Esta competitividad esconde un debate en torno a qué plataforma se desarrollará el hogar digital: los productos de electrónica de consumo (en especial la televisión) o el ordenador personal.
La discusión responde a la existencia de dos tipos de usuarios. Por un lado, los consumidores de ocio, como juegos, cine y televisión. Por otro, los usuarios de herramientas de productividad que hagan de su casa una extensión de la oficina, aunque
con algunas concesiones al ocio.
Para muchos expertos se camina a conseguir un Ambiente Inteligente, al que definen como “el entorno en el que los usuarios interactúan de forma transparente con multitud de dispositivos conectados entre ellos y a Internet” y todo de una forma cómoda, sencilla e invisible para el usuario, como es en el caso de los micro servidores que harán posible este Ambiente Inteligente. Cualquier dispositivo del hogar puede ser utilizado como un micro servidor que almacene un proceso o aplicación susceptible de ser usado por otro para realizar tareas específicas.
Los dispositivos se darán a conocer entre sí sin necesidad de que una mano humana haga algo al respeto, tan sólo será necesario insertarlos en el espacio correspondiente.
Se vaticina que en el futuro las viviendas llegarán a aprender los gustos y costumbres de sus habitantes. Por ejemplo, podrá buscar una película del gusto demandado por cada uno de sus habitantes a medida que se aproxime la hora en la que suelen sentarse a realizar dicha actividad.
Esta inteligencia futurista llevará a electrodomésticos a poder almacenar el proceso de realización de algo cuando los usuarios hayan quedado muy contentos –un horno que aprende el asado de un día que ha quedado especialmente bien reproduciendo tiempos, temperatura, etc.-.
Sea como sea, este debate está aún pendiente de que se reduzcan los precios y de que se establezca un estándar que garantice la compatibilidad de todos los productos que formarán parte del hogar inteligente.