La Navidad es el momento del año en el que estamos en familia. Pero las familias cambiaron. Tenemos padres, tenemos madres, y también tenemos padrastros, el resultado de las nuevas relaciones (algunos datos indican que en Portugal en 2017, hubo 64 divorcios por cada 100 matrimonios).

Pero la madrastra, a diferencia del padrastro, es probablemente una de las denominaciones familiares con peor connotación. El imaginario infantil (literatura, cine, etc.) se encargó de hacernos creer que la madrastra es la mala de la película, la bruja.

Sin embargo, la realidad se encarga de mostrarnos que no es así. Por el contrario. Hay madrastas que dan el mismo tiempo, atención, cariño, dedicación y amor a los hijitos que dan a los hijos. Que participan activa y constructivamente en la educación de los niños. Que encuentran espacio en sus corazones para acomodar de la misma forma a sus hijos y los hijos de otros. Que abrazan y son abrazadas por nuevas familias, que pasan a ser las suyas.

"Ya es una tradición que las campañas de Navidad aborden temas socialmente relevantes. Ya hemos hablado del divorcio, del amor en la tercera edad y del bullying. Este año quisimos hablar de las madrastras, tan presentes en nuestra realidad familiar, pero tan ausentes de la publicidad. Se trata de una verdadera campaña, que nos muestra cómo nuestro corazón es más grande de lo que pensábamos", dijo Leonor Dias, directora de marca de Vodafone Portugal.