Desplazando a los otros 375 aspirantes por el galardón, entre los cuales había 227 personas y 148 organizaciones y que reunía a candidatos como el Papa Francisco, los “Cascos Blancos”, la activista rusa Svetlana Gannushkina y la mujer que logró escapar de las garras del Estado Islámico, Nadia Murad, Santos logró obtener la premiación y despertó elogios y críticas por doquier.
Todo comenzó con un llamado de teléfono al presidente Santos en el que se le comunicaba la decisión del comité, que decidió premiarlo por sus intentos de acabar con el conflicto que causó más de 220.000 muertes y se extiende desde la década de los 60’s.
Si bien en el plebiscito por la paz del 2 de octubre triunfó la postura por el “No” a dar por finalizado el conflicto armado con las FARC, que llegó a tener más de 20 mil personas enlistadas, el comité Nobel consideró que la premiación debe ser considerada como “un tributo al pueblo colombiano” en sus intentos por alcanzar una paz real y duradera.
Por su parte, la oposición de Santos aprovechó para pronunciarse en contra de las políticas impulsadas en este aspecto, las cuales ven como una “entrega del país”, teniendo en cuenta las atrocidades cometidas por este grupo, sus vínculos con el narcotráfico, los sucesivos secuestros y los cientos de miles de muertos. En este aspecto, el actual senador y ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez publicó en su cuenta de Twitter: “Felicito el Nobel para el Presidente Santos, deseo que conduzca a cambiar acuerdos dañinos para la democracia”.
Mientras las negociaciones continúan y el conflicto armado parece acercarse a su fin, marchas a favor y en contra de un acuerdo con las FARC se suceden en las principales ciudades colombianas, así como los debates se multiplican en los principales medios de comunicación. Colombia y el mundo necesitan la paz, solo resta responder cuándo y a qué costo.