Es fácil creer que encontramos el amor de nuestras vidas, nuestra alma gemela en los primeros tres meses de una relación, a todos nos pasó. Solo vemos las virtudes del otro. Las anécdotas, las charlas, los lugares, el romanticismo, la pasión, todo es nuevo, todo es genial.
Pero lo cierto es que uno realmente se da cuenta de que encontró a alguien, llamémoslo, especial, cuando se deja de vivir esa novedad constante.
Cuando con el día a día empieza a aparecer todo eso que ninguna película de amor te muestra. Esta es la mirada honesta que siempre tuvo Alma Mora sobre el amor y que en este comercial busca reflejar.
Como las verdaderas almas gemelas no son solo las que tienen mucho en común sino también las que sobrellevan bien lo que no tienen en común.
Ya habíamos transitado el camino de las primeras citas y cómo el vino nos ayuda a ser más honestos y así facilitar el conocernos más profundamente con el otro. Ahora van a hablar sobre la convivencia, sobre esas pequeñas cosas que van apareciendo y que no nos gustan tanto del otro. Para finalmente concluir en que estar hechos el uno para el otro es algo que se va haciendo todos los días.