“La última hora” narra la historia de Rodión, un sicario que cambia su modus operandi, su personalidad y su forma de ver la muerte y a sus víctimas.
Lo que en el imaginario define a un sicario son rasgos como ser frío, veloz en su tarea, no dejar rastros; no tener contacto con la víctima más que el necesario; no empatizar con los humanos que lo rodean.
En general vive solo, sin familia; no se involucra con sus casos ni con gente desconocida. En el caso de Rodión, las cosas son casi las opuestas: Tiene una mujer a la que ama y una hija por la que da la vida, empática con las víctimas posiblemente más que los familiares cercanos de éstas, se toma una hora para conocerla y encariñarse con ellas antes de asesinarlas, parece no importarle dejar rastros; las escucha y les cumple un último deseo.