"La Guerra Fría ha terminado." Triunfante, el anfitrión de la Asamblea General de la OEA, el presidente hondureño Manuel Zelaya, sepultó la resolución que hace 47 años expulsó a Cuba de la Organización de los Estados Americanos (OEA). "Le digo al comandante Fidel Castro: ‘La historia lo absolvió'", sentenció el mandatario, mientras a su lado sus pares latinoamericanos asentían con satisfacción y orgullo. Después de 36 horas de tensión y caras largas, los 34 cancilleres del continente llegaron a un difícil y ajustado consenso. "La resolución que excluyó al gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano queda sin efecto", leyó una de las funcionarias de la organización y el salón principal del Club Arabe, la sede de la cumbre, estalló en aplausos.
El gobierno cubano también consideró la decisión de la OEA como un hito histórico, pero marcó distancia de todas las especulaciones que surgieron sobre su posible vuelta a la organización que expulsó en 1962 al gobierno revolucionario de Fidel Castro por asumir la ideología marxista leninista y aliarse al bloque soviético y a la China comunista.
"Cuba no ha pedido ni quiere regresar a la OEA, una organización llena de una historia tenebrosa y entreguista. Pero reconoce el valor político, el simbolismo y la rebeldía que entraña esta decisión impulsada por los gobiernos populares de América latina", señaló el gobierno de Raúl Castro, a través de un comunicado difundido por la televisión de la isla.
Pero la aclaración de La Habana no logró opacar la sensación de victoria que reinaba ayer entre los cancilleres en la ceremonia de cierre de la 39ª Asamblea General de la OEA. "Dimos un primer paso. Ahora tenemos que dar el segundo, vencer la segunda injusticia que pesa sobre el pueblo cubano. Los representantes de los países americanos debemos pedir que se levante el embargo estadounidense contra Cuba", instó Choquehuanca, el canciller boliviano. Pero un festejo a la vez, pidió el funcionario.
Pocos imaginaban en Honduras que la asamblea terminaría así. Como es la costumbre de la Asamblea General de la OEA, no hubo votación; la resolución salió por consenso, por aclamación. "Hemos terminado con un anacronismo y una injusticia", festejó el canciller argentino Jorge Taiana.
Fuente: Página 12. Extracto de la nota de María Laura Carpineta