El film se rodó en blanco y negro y está narrado en alemán, como un homenaje al lugar de nacimiento de Leica, da una visión sobre un reportero gráfico de guerra y su amor en 1955. Contado desde el punto de vista de la confianza del fotógrafo por la Leica III, la historia lo sigue hacia un conflicto en el cual la atracción por fotografiar la línea de fuego es fatal. Su cámara corre la un final similar, hasta que 58 años más tarde se reencarna como la Leica M-Monochrom.
Aunque se eligió un modelo de Leica para la campaña, el concepto del film representa la esencia de la marca en si misma a través del claim “Cada Leica tiene un alma”.
De acuerdo a Eduardo Lima, Director Creativo de F/Nazca’s Saatchi & Saatchi: “cada cuadro de este film fue pensado para ser una fotografía. La reinterpretación de los hechos a través del punto de vista de la cámara le da vida a un objeto inanimado, capturando el alma de la fotografía.” Todas las imágenes se produjeron en cuatro días de filmación y no se usaron imágenes de archivo. En el final, el film le da vida a la expectativa de sacar fotos con una Leica: un proceso emotivo que crea una verdadera obra maestra.