Los 5 Oídos del Marketing

Por Mariano Fernández Madero

“Creo que hoy pensar en marketing, implica cuestionarse por qué hacemos lo que hacemos y cuáles son nuestros objetivos más esenciales, pues cuanto más complejo se presente el futuro, con más convicción debemos definir nuestro norte.

Para ello debemos visualizar, con la mayor claridad que podamos, cuáles son los futuros posibles, dentro de estos escenarios debemos calcular los futuros más probables y luego compararlos contra nuestro futuro deseable (porque será este el que nos dará impulso) y en estos análisis debemos encontrar el equilibrio entre los posible y más probables y nuestra utopía esperanzadora y motivadora.

 Creo las épocas donde se aprobaban primero los planes de negocios y recién después se confeccionaban los planes de marketing, han cambiado al menos para algunos. Para hacer estos cambios, deberíamos pensar primero en contestarnos 4 preguntas: ¿Qué sabemos hacer? ¿Qué nos gusta hacer? ¿Qué podríamos aprender a hacer? ¿Qué soñaríamos hacer en un futuro medianamente lejano? Si las 4 respuestas son distintas, los directivos de esa empresa piensan solo en negocios (negación del ocio) y lo que quieren sus ejecutivos en lo personal dista mucho de lo que quieren para la empresa, pero si las 4 respuestas son idénticas, y a un empresario muy admirado hoy, le hubiésemos oído decir hace años: se hacer caramelos, me gusta hacer caramelos, podría seguir aprendiendo a hacer mejores caramelos y soñaría con ser la empresa más grande de caramelos del mundo; entonces esa empresa disfrutará de una ventaja competitiva sustentable, porque cuando la misión y visión de una empresa es coherente con la misión y visión de quienes la lideran y logran integrar un equipo humano donde los talentos se sumen con su actitud, se multipliquen por amar las diferencias de cada uno y se busquen colaboradores que sean opuestos complementarios en lugar de iguales competitivos, entonces podremos lograr que el valor de cada individuo de esa compañía se potencien, por su respeto a las diversas capacidades complementarias, entonces no se hablará de negocios, porque no se negarán el ocio de soñar con un proyecto motivador e integrador, que cree valor sustentable para los accionistas de la empresa y para las personas que la integran, para sus clientes y consumidores, para sus proveedores y aliados estratégicos y para las comunidades donde operan. Generando espacios para la responsabilidad social personal, familiar, empresaria y comunitaria, a la misma vez que desarrollan un trabajo ético y profesional escuchando y aprendiendo la importancia de amar las diferencias, porque si las flores no se distinguieran por su aroma, su forma o su color, jamás nos detendríamos a admirar a una en particular.  

 Creo que para disfrutar nuestras diferencias, debemos navegar en los Océanos Esmeralda de nuestra Misión como personas y animarnos a bucear en el interior de nuestra alma para encontrar la esencia de nuestra vocación motivadora, porque sólo si logramos simpatía con nuestra alma, lograremos empatía con el alma de los otros, y podremos trabajar mancomunada, solidaria, productiva y responsablemente en generar bienes para este mundo y así alcanzar nuestro destino, porque como dicen: “ningún barco llega a buen puerto, solo tripulado por el capitán”. 

Si aprendemos a escuchar las distintas expresiones que cada consumidor nos muestra, observaremos que debemos usar los 5 oídos del Marketing Esmeralda: el oído de la razón para entender los fundamentos, del corazón para comprender y amar, del estómago para detectar algo que nos va a caer mal aún sin poder escucharlo con los otros oídos, el de la piel para saber con quienes tendremos buena química y con quienes no y el del alma para escuchar las motivaciones trascendentes que alguien tiene y que no lograremos entender si los escuchamos con los otros. 

Escuchando estos 5 oídos de Marketing Esmeralda, aprenderemos a diferenciar lo que quieren las personas, de lo que desean; lo que piensan nuestros consumidores de lo que los conmueve; podremos entender sus impulsos y sus sueños, lograremos comprender sus miedos y sus alegrías, podremos diferenciar aquello que los gratifica, de aquello que los enfurece, podremos comprender sin que nos digan, aquello que verdaderamente necesitan… entonces, podremos desarrollar, responsablemente, productos y servicios más sustentables, de los cuales se enamoren nuestros consumidores y nos permitan ser mejores productores de bienes y construir así un mundo mejor y más simpático para todos, porque el más alto ritmo de la simpatía es la admiración y al admirar, reconocemos que lo admirado se acerca a nuestro ideal y nos pone felices admirar a los demás. La felicidad muere cuando no puede sentir amor y el consumidor nos cambia sólo cuando ya no siente satisfacción, atracción y simpatía por nuestra marca, por eso el hombre sincero admira las obras ajenas en razón directa del goce que sentiría, si hubiese sido él mismo que las hubiera creado. Ningún sentimiento revela mayor espíritu de justicia y ninguno tiene más alto valor educativo. Por eso el Marketing Esmeralda nos insta a renovar nuestra forma de escuchar a las personas que están delante y no detrás de cada uno de nuestros consumidores”.

fuente: www.aam-ar.com