Desde hace años, los fanáticos de Pokémon esperamos que llegara este momento. Cuando Nintendo lanzó la Game Boy en 1996, y con ella el Red, el Green y el Blue, el deseo ya se implantó en nuestra cabeza. En ese momento, todo era nuevo. La vida de circunscribía a una sola decisión: si empezar con charmander, bulbasaur o squirtle. Con el Yellow la historia fue otra, y estuvimos obligados a arrancar con pikachu para mantener la trama del animé.

El salto al Pokemon Stadium en la Nintendo 64 fue abismal, aunque ya habíamos visto buenos diseños en televisión gracias a Magic Kids y Cartoon Netwoork. Al mismo tiempo, el merchandising invadía nuestra cotidianeidad -y el bolsillo de nuestra familia- con muñecos, tazos, postales y las amadas cartas.

Sobrevinieron avances técnicos y, con ellos, también lo hicieron los Pokémon. Ya no eran 151, ni 251, sino 721 y se complicaba el concepto de “Gotta catch´em all!”. Las consolas se multiplicaron, apareció la Nintendo DS, la GameCube, la Wii y la Wii U, entre otras. Con ellas, toda clase de videojuegos, como el Battle Revolution, y decenas de emuladores para PC y celulares.

Pero el 10 de septiembre en Tokio, nos enteramos que el año que viene nuestra vida iba a ser otra. De la mano de Niantic Labs, creadora de Google Earth, la gente de Pokémon, Nintendo y Game Freak le comunicó al mundo el lanzamiento de Pokémon GO, la aplicación que insertará a los 721 en nuestro mundo a través de mecanismos de geolocalización. En la misma pantalla del smartphones se podrá visualizar a nuestra futura captura, como así también a posibles rivales.

Pero para que no parezcamos tan frikis, las cuatro compañías desarrollaron Pokémon GO Plus, una pulsera que se enlaza con el celular a través de bluetooth para avisarnos cuando suceda algo relevante en nuestra intención de atraparlos a todos. La notificación nos llega gracias a un mecanismo de vibración y a una luz LED que parpadea en la pokebola ubicada en medio del brazalete.

Pero este adelanto no fue el primero. “Hace un tiempo, cuando estaba buscando nuevos conceptos, alguien me trajo una versión beta llamada Ingress. Me impresionó mucho y me introdujo de lleno en el juego. Creí que podía compartir eso con toda la compañía y con Niantic, para crear algo nuevo”, aseguró Tsunekazu Ishihara, CEO de The Pokémon Company. Ese “alguien” fue John Hanke, CEO de Niantic.

En Ingress, ciertos lugares de la vida cotidiana, como monumentos, sitios históricos, estatuas y tiendas locales funcionaban como portales a un mundo paralelo que los jugadores aspiraban a conquistar. Era una experiencia de juego vivida en el mundo real. De hecho, quienes tenían la plataforma se juntaban una vez por mes en distintas ciudades del mundo para jugarlo en forma masiva. El Pokémon GO sería su segunda versión, pero con una marcada impronta comercial.

“Imaginen encontrarse a squirtle escondiéndose en San Francisco, a bulbasaur en la estación Shinjuku o a pikachu en la Torre Eiffel”, destacó Hanke. La idea, también, es que quienes se descarguen el juego no estén inmersos en las pantallas de sus celulares, sino que también puedan disfrutar del paisaje.

Al usar la pulsera y cruzarnos con un pikachu salvaje, por ejemplo, vamos a tener que presionar el centro de la pokebola. Eso nos protege ante las miradas ajenas, ya que no vamos a tener que hacer el mismo gesto de Ash Ketchum cuando pretende atrapar un nuevo compañero de andanzas.

El año que viene se cumplen dos décadas del primer videojuego Pokémon. Muchas cosas pasaron, pero ahora sí vamos a poder convertirnos en maestros y atraparlos a todos.