El balance de lo que pasó
2017 fue un año increíble para la compañía en México y en el mundo. Aunque como mexicanos nos pegó el temblor, pudimos reaccionar muy rápidamente, poniendo a contribución nuestras propias herramientas, ayudando, por ejemplo, con mapas en tiempo real de los centros de acopio y apoyando diferentes proyectos de reconstrucción. En situaciones como esta, viendo todo el músculo que Google puede desplegar en un tiempo diminuto para ayudar a la sociedad en un momento crítico, uno se siente muy orgulloso de formar parte de esta compañía. Lo que más me sorprende es la capacidad de reacción y velocidad con la que Google es capaz de activar y ejecutar a nivel global, a pesar de ser una compañía con miles de colaboradores. La agilidad asociada a la eficacia de su productividad es, sin duda, un modelo ejemplar.
Lo que sí y lo que no
Me doy cuenta que soy un animal de agencia porque extraño mucho la “cancha” agencia, con su rush, su adrenalina, su caos y el rock and roll de su modus operandi. Y desde luego, los equipos. Lo que no extraño para nada son los horarios. Hoy, formo parte de una compañía para la que la vida personal y su espacio es igual de importante que la profesional, y que está organizada en ese sentido. Es un valor esencial que, ojalá, fuera la norma en la publicidad.
La labor pedagógica
La labor pedagógica con los clientes y las agencias sigue siendo una parte muy importante de mis esponsabilidades. Lo hago con gusto, ya que lo vivo como una manera de ayudar, desde mi trinchera, a impulsar mejores prácticas en la industria, que nos ayuden a todos a hacer un mejor trabajo. Resulta muy satisfactorio ver cuando esto detona ideas que, a priori, las marcas no se planteaban hacer, y que acaban apostando con buenos resultados para su negocio. Pero también cuando no sabían ver bien el potencial de una gran idea propuesta por su agencia, y que uno ayuda a que acabe sucediendo. Me parece que la principal dificultad de los anunciantes a la hora de sacar el mejor provecho a cualquier plataforma reside primero en entender bien cómo funciona y sobre todo tener muy claro cómo la usa el usuario. También desaprender a pensar siempre primero en formatos antes de centrarse en el valor de la idea. En ese sentido, la mejor prueba es uno de los mantras fundadores de Google: pon al usuario en el centro de lo que hagas y todo el resto fluirá.
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