Lula es el nuevo presidente de Brasil

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(02/01/23). Ayer, en el primer día del 2023, asumió nuevamente la presidencia de Brasil Luis Inácio Lula da Silva, el único mandatario de su país en ser electo democráticamente por tercera vez como presidente de Brasil.

Su asunción ocurrió en medio de amenazas de extrema derecha que no aceptaron el resultado de las elecciones y que vienen pidiendo que las Fuerzas Armadas brasileñas intervengan por medio de un golpe militar.  Pese a este contexto, la ceremonia transcurrió con normalidad. La programación de la asunción de Lula fue extensa, y contó con lo que se llamó el “Lulapalooza”, en referencia al conocido festival internacional.

Por la mañana, hubo un desfile popular y el inicio de los espectáculos del Festival del Futuro, organizado por Janja, la flamante primera dama del país. El festival fue interrumpido a las 13:00, para que el público acompañase las ceremonias oficiales. A la tarde, se presentaron distintos artistas en el Festival del Futuro.

Lula llegó hasta la sede legislativa en el Rolls Royce descapotable.  Por tradición, la entrega de la banda presidencia la haría el presidente anterior. Sin embargo, con la ausencia del expresidente Jair Bolsonaro, que dejó el país un día antes de la asunción de Lula, y del exvicepresidente Hamilton Mourão, miembros de la sociedad civil, representando la población brasileña, fueron los encargados de subir la rampa del Palacio del Planalto y entregarlo al presidente.  

La banda entregada Aline Souza, una mujer negra, cartonera, madre, de 33 años, que subió con una delegación de varias personas, como el cacique Raoni Metuktire, de 93 años, y un joven trabajador metalúrgico. Lula recibió a la banda con emoción, como lo hizo durante varios momentos de la tarde.

Lula se conmovió durante su discurso cuando habló del hambre y la desigualdad y tuvo que detenerse, beber agua y secarse las lágrimas antes de continuar su discurso.

Más de 17 jefes de Estados estuvieron presentes en la asunción de Lula, entre los cuales estaban los presidentes de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y de Argentina, Alberto Fernández.   

El primer acto de Lula fue cambiar la estructura de gobierno, que ahora tendrá 37 ministerios. Lula también suspendió nuevos registros de armas, y canceló el sigilo de cien años impuesto, por Bolsonaro, con respecto al presupuesto federal, y el retiro del programa de privatizaciones de siete empresas públicas, entre ellas Petrobras.

Prisión, anulación de condena y elecciones

Lula fue elegido presidente en octubre de 2021, con el 50,83% de votos en una elección cargada de fake news y amenazas de golpe militar, luego de cuatro años del gobierno de Jair Bolsonaro, el diputado que llegó al gobierno de Brasil, luego del golpe parlamentario a Dilma Rousseff, por haber supuestamente "maquillado" cuentas públicas a través de las llamadas "pedaladas fiscales". El impeachment de Dilma llevó al gobierno al vicepresidente Michel Temer, y el que permitió la guerra judicial y mediática llevada a cabo contra Lula Da Silva, que terminó en su procesamiento y condena, que lo tuvieron 580 días en la cárcel (del 7 de abril de 2018 al 8 de noviembre de 2019), luego de ser condenado en segunda instancia en el proceso que quedó conocido como “Lava Jato”.

Sergio Moro, entonces juez federal de primera instancia, condenó a Lula a nueve años y seis meses de prisión por los delitos de corrupción pasiva y blanqueo de capitales en el proceso penal de un departamento triplex en Guarujá. En segunda instancia, la pena fue aumentada a 12 años y un mes (pena muy parecida a la que un tribunal condenó semanas atrás en un juicio sin pruebas a la actual vicepresidenta de Argentina). Con esta pena, lograron la efectiva proscripción de Lula y le impidieron que pudiera competir en las elecciones presidenciales de 2018, en la que era el candidato con mayores posibilidades de ganar, luego de haber liderado dos mandatos presidenciales donde entre muchos otros logros, sacó de la pobreza a más de 34 millones de brasileños y fue nombrado el político del año por la revista Time, en 2010.

En 2022, cuatro años después con un Brasil presidido por Bolsonaro y en condiciones sociales, económicas mucho peores a las anteriores al golpe a Dilma Rousseff, y en un clima de enfrentamientos, la candidatura de Lula fue posible por la lógica anulación del proceso por corrupción que le había impedido de presentarse en las anteriores elecciones presidenciales y que  permitieron la llegada de Bolsonaro al gobierno con el apoyo de los principales medios de comunicación, grupos económicos concentrados y grupos militares de extrema derecha.  

El 8 de marzo de 2021, el ministro Edson Fachin, del Supremo Tribunal Federal, anuló las condenas de Lula, considerando que el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región juzgó el proceso fuera del ámbito de competencia de ese tribunal.

En abril de 2022, el Comité de Derechos Humanos de la ONU publicó la conclusión de un análisis donde señala que hubo parcialidad de parte de Sergio Moro. Según la decisión del Comité, Lula vio violados sus derechos políticos en 2018 tras ser impedido de participar en las elecciones presidenciales de ese año.

Ahora, 4 años después, Lula tendrá la difícil tarea de recuperar la economía brasileña y especialmente volver a incluir a los millones de ciudadanos brasileños que fueron nuevamente expulsados del consumo y de acceder a cuatro comidas diarias como se había logrado en los gobiernos anteriores de Lula.

Llega además en un momento complejo en el mundo y en Brasil, donde las sociedades están extremadamente polarizadas (los resultados de las últimas elecciones en América Latina, pero también en EEUU y en muchos países de Europa, así lo demuestran), la concentración de la riquezas en extremadamente pocas manos se ha consolidada, donde los medios y las redes sociales contribuyen a la polarización y donde se ha sumado la guerra judicial para perseguir a los líderes de las mayorías democráticas de nuestros países, como ha sido el caso de Lula, Dilma y actualmente de la vicepresidenta Argentina, Cristina Fernandez de Kirchner.

El éxito de la nueva gestión de Lula contribuirá sin duda a una América Latina más unida, democrática, inclusiva y en paz, que sin duda potenciará el negocio y la actividad de las empresas, de los medios y de la industria publicitaria. Esperemos que lo logre.

FOTO: AFP

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