De esta manera, buscó generar una activación de alto impacto, no tradicional, para viralizar la comunicación a través de redes sociales y prensa, que complemente el mix de medios planteado y, así, sorprender al público.
Alineados con el guion de la película, un dinosaurio escapó y produjo destrozos en el mobiliario urbano en las principales avenidas de la ciudad, los carteles estaban ubicados estratégicamente, intencionalmente consecutivos en las calles y aparecieron rotos, con marcas de garras de dinosaurios. En lugar del clásico y simple doble afiche de 1.10x1.14, se intervinieron (por primera vez en 60 años) los carapantallas (CPM), dejándolos literalmente destrozados por tres garras de un dinosaurio, que escapó (al igual que en la película) y los rompió a su paso.
La campaña obtuvo la atención necesaria de las personas y los medios lo levantaron como noticia. Esto permitió conectar de nuevas formas con el público, aplicando creatividad no solamente en el ¨qué del mensaje¨, sino también en el ¨cómo” del medio.