Marcia Esteves: Un mundo feliz

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(10/04/20). En su columna exclusiva para LatinSpots, Marcia Esteves, CEO de LewLara/TBWA, describe como viene encarando el momento de ruptura global, en que nada más será como antes. La ejecutiva cree que todos van a pasar por las famosas cinco etapas del duelo (negación, enojo, negociación, depresión y aceptación) y cuenta como la reclusión colaboró para el início de su transformación personal. Trazando un paralelo con  “Un mundo feliz”, de Aldo Huxley, Marcia convoca a la gente a caminar hacía adelente, sin miedo, buscando crear este nuevo mundo que puede ser mucho más feliz. Marcia estuvo como Conferencista en el panel de “Genero e Inclusión”, en El Ojo de Iberoamérica 2018, junto a las publicitarias Katzi Olivella, Maribel Vidal, Laura Visco, Viviane Pepe, y moderada por Monica Charoux. A continuación, sus palabras.

Cuando Aldo Huxley escribió, en 1932, “Un mundo feliz”, la sociedad “del futuro” que predijo sería totalitaria, los seres humanos serían producidos en fábricas, condicionados por elecciones biológicas antes de su nacimiento, divididos en castas, y la felicidad era una condición obligatoria impuesta por el Estado a sus ciudadanos, dada por píldoras.

Hoy, en medio de la pandemia del COVID-19, uso este espacio para hacer un ejercicio sobre lo que será nuestro mundo feliz después de este período. No tengo la audacia de pensar en la sociedad en 2050, como Huxley, sino solo de proponer algunas reflexiones sobre lo que podríamos ser después de este período de aislamiento social.

No es una verdad absoluta, sino todo lo contrario. Es una reflexión, un ejercicio imaginativo que se basa en una premisa también "imaginada": el mundo en el que vivimos en enero ya no existe, y no volverá a existir. La premisa es que tenemos un mundo nuevo y valiente para construir y experimentar, ahora. No el de Huxley, sino uno en el que la literatura no lo describa (o no conozco).

Puede parecer trágico, y desde una perspectiva, lo es. Si consideramos que esta premisa es cierta, en ese momento vivo el luto por la muerte de una forma de vida que no volverá en poco tiempo. El luto de la libertad que hemos perdido. El miedo a lo que será.

Cada uno de nosotros atravesará, o ya está atravesando, las famosas 5 fases del duelo: negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. Algo muy precioso para nosotros se ha ido. Si, por un lado, el luto está presente, por otro, veo grandes saltos de civilización.

En estos pocos días de reclusión, en mi experiencia personal, puedo decir que el aprendizaje del "ser" humano ya es enorme: el tiempo para cuidar el hogar, la definición del hogar, el cuidado con el otro, por el otro. El tiempo en otra medida. El marco de lo que es esencial, de quién es esencial. Todo esto seguirá arraigándose y transformándonos en los próximos meses.

De alguna manera, yo ya me transformé. Me imagino que todos los que están leyendo esta columna también. Por lo menos, seremos más pacientes con nosotros mismos, con nuestros compañeros, con el tiempo del mundo, que gira a su propio ritmo, y que no podemos cambiar. El tiempo de incubación del virus es largo, y es solo suyo. Solo podemos esperar. Este es un tipo de enseñanza que realmente solo tenemos cuando la atravesamos. Le daremos más importancia a la libertad, ahora que la ponemos en una dimensión más grande.

La humanidad siempre ha caminado "hacia adelante". Aunque nosotros, como sociedad, tenemos muchos defectos, la historia nos muestra que con el tiempo nos hemos vuelto mejores, más capaces, más inclusivos. El salto civilizatorio, por así decirlo, del siglo pasado, muestra más de lo que puedo describir: la posición de las mujeres, de los negros, de los niños y del poder, se ha reinventado por completo, para mejor, incluso reconociendo que todavía tenemos un largo camino por recorrer. Creo, o más bien, estoy convencida, que esta vez no será diferente, aunque para nosotros, que estamos transitando este momento sea muy doloroso.

Siempre digo que las crisis y los escenarios considerados problemáticos son buenos para la creatividad, una oportunidad para salir de la zona de confort y proponer cosas nuevas, probar nuevos caminos y posibilidades. El mundo entero es ahora una nueva escuela de cómo los humanos nos vamos a relacionar con él.

No sé cómo será el nuevo mundo, ni siquiera si será realmente "nuevo". Pero creo que nuestras vidas cambiarán sustancialmente una vez que termine la pandemia. Lo que me parece es que después de volver a casa con el home office, con los niños atendidos directamente por sus padres, la empatía, el cuidado con el colectivo, entre tantas otras cosas, las relaciones cambiarán, las prioridades de cada individuo y la sociedad civil en su conjunto se transformarán, porque se construirán sobre nuevas bases.

No le tengo miedo al mercado de la comunicación: es intrínseco a la sociedad y, de esta manera, también cambiará, o mejor, ya está cambiando, como nosotros.

Sin miedo, pero con muchas ganas, caminaremos para Un mundo feliz.

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