Hace algunos años habría sido imposible pensar que dos mundos tan distintos como el arte y los negocios se pudieran unir. En la actualidad, ambos se mezclan y logran un enriquecimiento mutuo: las marcas recurren al arte para resaltar y generar conversaciones.
Por su parte, los artistas demuestran una gran capacidad para desafiar la sabiduría convencional, volviéndose especialistas respetados en el mundo de los negocios. Contar con ellos es una ventaja que distingue a las grandes empresas y les da un atractivo especial, además de exclusividad. Uno de los casos, por ejemplo, es el de las heladeras Siam, intervenidas por Romero Britto. Otro caso es el de Citroën que, bajo la filosofía de la marca: “Be different, feel good”, vincula el Citroën C4 Cactus con el mundo del arte a través de pegatinas diseñadas por Bnomio.
En el caso de Tersuave, viene acompañando a Proyecto Persiana, entregando pinturas para que los jóvenes puedan revalorizar las fachadas de los comercios de distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras, Cynar se acercó a sus consumidores, a través del interés que generan los artistas urbanos, como Oblinof Kohara, Perla Zone y Nicolás Requen para el lanzamiento de las petacas Cynar 70, que presentan tres modelos que combinan lo analógico con el modelado 3D, y esta intervención solo es visible con la petaca se vacía.
Victoria Tolomei, Curadora de Arte de Cynar, explicó: “En la Argentina, las instituciones tardaron en darse cuenta de lo que está pasando en el ámbito cultural a nivel mundial. Por eso, los artistas urbanos estuvieron apartados del circuito tradicional durante muchos años”.
Argentina es uno de los países de América Latina que tiene una relación muy íntima con este mundo. “Sin embargo, si bien se puede ver un notable crecimiento del público, la mayor parte de los seguidores son jóvenes. Y es necesario que se abra el circuito local para que más personas sean conscientes del movimiento”, reflexionó Tolomei.